4. Segmentación del campo urbano y estructura de capital

Por Ana E. Nuñez 2

IV° JORNADAS DE SOCIOLOGÍA, FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES (UBA),
6 AL 10 DE NOVIEMBRE 2000

 

CATÉDRAS DE SOCIOLOGIA URBANA Y PROCESOS SOCIALES Y URBANOS

TALLER: TRANSFORMACIONES URBANAS
COORDINADORA: Maria Mercedes Di Virgilio

RESUMEN

El objetivo general de esta Ponencia es revalorizar la dimensión jurídica de los procesos urbanos, atravesada por la mutua configuración del significado de la propiedad como capital jurídico y simbólico de los sectores más desfavorecidos y de un resignificado de este concepto, a partir de concebir el derecho como una práctica social. Esto nos ubica, necesariamente, en la esfera de las políticas públicas y, por ende, del Estado, porque en estas relaciones de poder, de dominación-dependencia inter e intra posiciones sociales ¿cuál es el límite entre la legalidad de la acumulación de tierras como bien de cambio y el de la legitimidad de su apropiación como bien de uso?
Esta contradicción desata el conflicto entre un derecho social y un derecho real, atravesando axialmente hasta el mismo corazón de las políticas públicas.
En este sentido, el trabajo analiza la incidencia de este capital no sólo en las transformaciones en las estrategias de reproducción social sino en el accionar del Estado, tomando como universo empírico la ciudad de Mar del Plata.


INTRODUCCION

Desde la perspectiva de Bourdieu 3, definimos a la ciudad como un campo social de fuerzas en pugna, donde lo que está en juego es la lucha por la apropiación del espacio; es una construcción pública, producida colectivamente pero donde la propiedad privada sigue siendo, en Argentina, un requisito de la ciudadanía. Sin embargo, cuando se analiza la apropiación del espacio desde las prácticas y no desde las normas, la propiedad resulta un concepto, como dice Roos, totalmente prescindible. Concretamente, repensar la ciudad a partir del estado de derecho y de la legalidad democrática 4, supone ubicar al habitante frente al Derecho y no frente a la Ley.
Lo que estamos planteando es pensar dialécticamente la contradicción entre propiedad y apropiación. Una contradicción que desata el conflicto entre un derecho social y un derecho real y que atraviesa, axialmente, hasta el mismo corazón de las políticas públicas urbanas: la inconstitucionalidad de la inacción estatal para con el primero empuja a la mayoría de la población a transgredir el segundo, tiñendo oficialmente esta práctica como ilegal.
La propiedad privada de la tierra, como institución, presupone una base legal para el intercambio; el derecho de entrada al campo. En la transacción prima el valor de cambio de esta mercancía pero la propiedad, también, supone una ruptura entre la producción y el consumo, es decir, entre el momento en que se produce tierra urbana (se lotea) y en el que se consume como valor de uso.
Contrariamente, la apropiación como proceso social de transformación de un valor de uso, nos propone la indivisibilidad del circuito producción/consumo. Presupone una base legítima que privilegia el uso del suelo, no la propiedad. El intercambio no tiene lugar puesto que, sin sustento legal, se obstaculiza la circulación de la tierra como mercancía. Y aquí el único intermediario puede ser el Estado, cuando legalice esta legitimidad.
La distribución desigual de este capital que está en juego es lo que define las diferentes posiciones constitutivas del campo. En el caso que nos ocupa sería, en principio, propietario - ocupante. Pero habría tres posibilidades de distribución: 1) poseer o no el capital que (ser propietario u ocupante); 2) la mayor o menor posesión ( acumular tierra urbana como fuente de renta o bien considerar la tierra como valor de uso); y 3) el carácter legítimo o no de esa posesión, que tiene que ver con el reconocimiento social. Esto define, también, relaciones de poder, de dominación - dependencia entre posiciones sociales y aun dentro de una misma posición.
Empero, en nuestra sociedad, ser propietario no sólo significa poseer capital económico. Ser propietario aparece, históricamente, como una categoría cultural, objetivada, en relación con la capacidad económica de su adquisición. Es un capital cultural institucionalizado, legalizado y regulado, ya que el mismo concepto de propiedad ha quedado, desde el siglo XVII hasta hoy, restringido al derecho de excluir pero no al de no ser excluído del goce de valores de uso sociales.
En la base de la dinámica del campo están las estrategias de distinción, como instrumentos de diferenciación entre las clases sociales y las fracciones de clase, ligadas a las posiciones que cada uno ocupa en el campo y a las estrategias de reproducción. Así, el acceso social a la tierra puede estar ligado tanto a aumentar el volumen de capital económico (como reserva de valor); el capital social (pertenecer al grupo de propietarios o terratenientes); el cultural (incorporado bajo la forma de habitus, ligado a determinados valores de lo que significa ser propietario u ocupante ilegal) y el simbólico (ser reconocido como diferente o no frente a los demás agentes del campo; así, ser propietario es un bien simbólico).
Pero el derecho de propiedad no sólo define una posición relativa en el campo (poseer el capital que está en juego) sino la legalidad del poder de su administración.
Sin embargo, el derecho a delimita otro espacio, en el cual el intercambio no puede tener lugar y es el conformado por los que no tienen capital económico para entrar en el campo de juego. En los intersticios entre ambos es donde funcionan otros submercados y donde se desdibuja la frontera entre lo legal y lo legítimo.
Este cambio no sólo preposicional sino conceptual, cultural y político promueve la posibilidad de que distintas maneras de apropiarse de los mismos bienes sean fuente de nueva producción jurídica; es decir, la apropiación propugna la existencia de múltiples legalidades y no un paralelismo jurídico entre el derecho de los dominados y el derecho de los dominantes
5.
Pero privilegiar el uso y no la propiedad, no significa desconocer la importancia del espacio privado, sino revalorizarla. Porque una cosa es la vivienda, el espacio desde donde ejercer el derecho de excluir a otros y otra cosa es cómo se accede a ese soporte de reproducción de la vida.
Este andamiaje conceptual se imbrica, necesariamente, con el rol del cientista social y que es, como dice Coraggio, mostrar que aquello que parece inevitable, encierra posibilidades que lo tornan evitable
6.
Hasta la crisis del modelo de acumulación fordista, la instrumentalización de las decisiones estatales respondía a un proyecto político y, en la investigación urbana, se hablaba de urbanización de la pobreza, dentro de la perspectiva teórica de las Estrategias familiares de vida. Es decir, el campo urbano se hallaba organizado conceptual e institucionalmente. Hoy, el economicismo en base al cual se toman las decisiones políticas, (a la inversa de lo que ocurría hasta los albores de la década de 1970), encuentra su correlato en un objetivo explícito: mejorar la productividad urbana pero a través de un ajuste estructural. Así, la cuestión urbana es una cuestión netamente económica, generando un modelo de gestión urbana basado en la privatización y el plan estratégico. Hay una modificación del escenario, pasando del político al económico-mercantil, reduciendo el concepto de ciudadano al de mero usuario-consumidor-contribuyente, lo que nos permite hablar, ahora, de una pobreza de la urbanización, donde la toma de decisiones políticas están atravesadas axialmente por los procesos inmediatos de valorización inmobiliaria y por la inexistencia de un proyecto democrático de ciudad.
En este contexto, queremos rescatar al ciudadano como resultado
7. Un resultado que se obtendrá sólo a partir de la suma de la equidad + la racionalidad en la optimización de los recursos, incluyendo aquí las distintas especies de capital que ponen en juego los agentes en sus estrategias de reproducción, para poder acceder y pertenecer al campo social urbano.
En Mar del Plata (en adelante, MDP), la interrelación de tres procesos presenta un particular interés analítico para el tema que nos ocupa:
1) MDP es un loteo aprobado por excepción, es decir, nace de una transgresión a las normas, ya que se funda sobre tierras privadas y no fiscales, como establecía la Ley, proceso que signó todo su desarrollo urbano;
2) el predominio histórico de la lógica del capital comercial. Ya en 1881, del total del capital urbano invertido, el 92% correspondía al comercial y sólo el 8% al industrial
8, reproducción del excedente en los servicios que favoreció la especulación inmobiliaria; y
3) su acelerado proceso de urbanización. En efecto, ya en 1914, mientras Argentina tenía 52.7% de población urbana y 30% de población extranjera, estos indicadores en el Partido de Gral. Pueyrredón, (en adelante, PGP), eran del 85.7% y 47.1%, respectivamente. Este proceso alcanza su mayor dinamismo en la década de 1950, cuando se radicaban en la ciudad 7 familias por día (cifra que hoy alcanza a 3.5 hogares), para quienes se crearon, históricamente, distintos loteos.

-I-


El surgimiento de MDP (1874) en pleno auge del modelo agroexportador, motivó que los terratenientes establecieran las bases del mercado de tierras, sin poder diferenciarse propiedad de apropiación, es decir, la posesión de muy pocos de todo el capital específico, junto al capital social y al capital simbólico, conforma aquí una ecuación que da por resultado el ejercicio de una dominación simbólica, o sea, decidir qué, dónde, cómo, cuánto y para quién producir tierra urbana 9.
Su consolidación a comienzos del siglo como centro turístico no sólo será importante como sector de acumulación sino de atracción de fuerza de trabajo. Entre 1947 y 1991, mientras Argentina duplica su población total, el PGP la quintuplica, alcanzando mucho más temprano que el conjunto del país un alto grado de urbanización, contribuyendo por entero a este proceso, hasta 1980, MDP, receptora de una fuerte migración extranjera, primero y, posteriormente, interna.
Contrariamente a lo que ocurre en el país en conjunto, en el período intercensal 1960-70, la población rural no sólo aumenta en términos absolutos sino que su tasa de crecimiento supera a la urbana y a la total. Esta dinámica tiene relación con la localización del contingente migratorio en ciertos aglomerados (Bº Belgrano, Camet, Batán, localizados donde muestra el Mapa Nº 1) de baja renta diferencial que, en una década, pudieron alcanzar el status de urbanos. Concretamente, en 1980, MDP comienza a perder población en términos relativos (del 93% en 1947 al 88.6% en 1991) y la ganan dichas localidades, reclasificándose como urbanas
10. Esta distribución y redistribución poblacional torna necesario analizar la dinámica intraurbana.


Mapa Nº 1
Partido de Gral. Pueyrredón


Este fenómeno demográfico tiene que ver con la estacionalidad y dinamismo de su mercado de trabajo, ya que el crecimiento relativo de su población potencialmente activa fue no sólo superior al promedio del país en su conjunto sino, incluso, al del Conurbano Bonaerense, área de mayor crecimiento del país, ya a partir de 1960. En efecto, en el total relativo de la población activa, MDP supera al CB en lo que atañe a migrantes nacidos en el extranjero, en todos los estratos ocupacionales y a migrantes internos, a excepción del estrato de clase media asalariada y obreros autónomos. Dicho en otros términos, entre 1970 y 1980 el PGP presenta un crecimiento de la oferta de mano de obra que supera una vez y media al CB.
Respecto de su estructura social, MDP es una ciudad que ostenta mayoría de clase obrera asalariada con un peso similar al CB, (donde predomina el subsector empresarial), pero distribuida mayoritariamente en la construcción y los servicios y tiene más trabajadores especializados autónomos, con alto predominio de los subsectores microempresarial y cuenta propia. Aun cuando los guarismos del Cuadro Nº 1 nos ofrecen un contexto de progresiva desindustrialización, abrupta contracción de las actividades agropecuarias, crecimiento ininterrumpido del sector terciario y un aumento sostenido del cuentapropismo en todas las ramas, la información estadística del Gráfico Nº 1 nos permite verificar que los hogares y la población marplatenses tienen mejores condiciones de vida, en todos los estratos sociales, que los del CB y donde su diversificación productiva y características de su mercado laboral la han convertido en objeto de una mayor movilidad social, en sentido amplio.
En síntesis, habría en esta ciudad mayor capital social de relaciones que favorecería, a partir de las cadenas migratorias, el ingreso a su mercado de trabajo.

Cuadro Nº 1
PEA total: distribución (%) por Grandes Ramas de Actividad, según Categoría Ocupacional.
PGP, 1947-1980

Rama

Total

Agrop.

Indus.

Const.

Comserv.

Categoría

1947

1980

1947

1980

1947

1980

1947

1980

1947

1980

Ocup.

 

ER

18.3

7.2

26.0

11.2

17.9

7.5

12.4

3.5

19.5

8.3

CP

5.8

22.5

1.5

22.5

9.1

16.9

0.9

34.5

7.6

21.1

AS

74.5

61.8

69.2

63.2

71.9

74.8

86.2

57.6

71.6

61.2

 

Fuente

: Núñez, A. (2000).
Nota : ER: empleadores; CP: cuenta propia; AS: asalariados.

Lo dicho anteriormente se ve ratificado por lo que acontece al pasar del universo PEA al de la población total (Cuadro Nº 2): hay un ligero aumento de la clase obrera a expensas, únicamente, del incremento del estrato autónomo, lo que está relacionado con dos variables fundamentales para el análisis de las estrategias de reproducción: 1) las disparidades en el tamaño del hogar, debido al nivel de fecundidad y la composición de los hogares; y 2) la especialización productiva de los jefes y los no jefes del hogar (de la fuerza de trabajo primaria y secundaria), es decir, de la propensión a incorporar al hogar miembros activos que no son parientes nucleares del jefe.

 

Gráfico Nº 1
Hogares y Población con NBI (%), según estratos sociales seleccionados.
MDP,CB y CF, 1980

Fuente: Núñez, A. (2000).

Cuadro Nº 2
Universos PEA y PHP-JA: distribución (%) según clase y estrato social.
MDP y CB, 1980

Universo

PEA

PHP-JA

 

Clases y Estratos

MDP

CB

MDP

CB

 

Total

100.0

100.0

100.0

100.0

 

Clase "Alta"

0.5

0.5

0.6

0.7

 

Clase "Media"

44.8

40.7

43.7

36.3

 
 

Autonoma

16.7

12.5

22.3

15.0

 

Asalariada

28.1

28.2

21.4

21.3

 

Clase Obrera

49.0

51.3

53.2

59.5

 

Autonoma

13.4

10.7

17.3

13.7

 

Asalariada

35.6

40.6

35.9

45.8

 

Trab. Marg.

5.7

7.5

2.5

3.5

 
 

 

Fuente

: Núñez, A. (2000).


-II-

MDP ha tenido una estructura de propiedad de la tierra históricamente concentrada, proceso en el cual el Estado no ejerció un control real en su producción y reproducción. Así, entre 1950 y 1980 encontramos las siguientes características: 1) alrededor de 30 propietarios con un promedio de 20 has. cada uno; 2) el 66% de ellos retuvo esa superficie hasta 1980, permaneciendo casi la totalidad vacante y sin lotear; y 3) del 42% de las parcelas que permanecían baldías a esa fecha, el 11% de sus propietarios no residía en MDP. A su vez, entre esos años, las Personas Jurídicas incrementan entre 7 y 10 veces la superficie bajo propiedad, pero hay una clara estrategia de retirarse del ejido urbano y expandirse sobre tierra rural, inexplotada, para reiniciar el proceso de reconversión de uso del suelo (Cuadro Nº 3).


Cuadro Nº 3
Propiedad de la tierra urbana, según Persona Jurídica (PJ) y Persona Física (PF).
MDP, 1959-1981

Circunscrip.

Superficie
(has.)

% Has. 1959

% Has. 1981

PJ

PF

PJ

PF

II

4100

1.5

1.2

13.0

1.7

IV

11780

1.5

1.9

9.4

4.3

VI

8100

2.6

2.4

0.7

3.4

 

Fuente:

Núñez, A. (2000).

Ese proceso, imbricado al crecimiento demográfico, va a dar lugar, por un lado, a la periferización inventada por el capital incorporador en zonas de baja renta diferencial, lo que permitirá el acceso a la tierra de los sectores de menores recursos y, por otro, al surgimiento de asentamientos. Es decir, un momento histórico donde se diferencia la propiedad de la apropiación (Mapas Nº 2 y 3).

Los asentamientos, que comienzan a conformarse promediando la década de 1940, se distribuyen de la siguiente manera: 178 sobre tierras fiscales, que involucran 1195 familias, 4500 personas y el 43% de la tierra fiscal y 80 sobre tierras privadas, con una población de 15400 habitantes, organizados en 3580 familias. Estadísticamente, es probable que la cantidad de familias se duplique cada seis años.
Casi el 80% de los jefes de hogar es migrante interno y el 39% residió en otro barrio de la ciudad antes de ir al asentamiento
11, lo que prefigura ya la importancia de la migración intraurbana, sobre lo que volveremos más adelante.
Es de destacar que la Villa Paso (ver en el Mapa Nº 3) fue relocalizada en 1972 por iniciativa de los propietarios de los lotes en los que se asienta, trasladando a sus habitantes a la localidad de Batán, cuando la mayoría de los jefes del hogar trabajaba en el puerto y en las áreas centrales de la ciudad. Esto motivó que volvieran a conformarla y aún hoy continúa creciendo, pero dada la continua valorización económica de los predios, ahora es el Presidente del HCD quien impulsa un Programa de Relocalización, en total desconocimiento del proceso histórico del asentamiento
12. Entonces, nos preguntamos ¿cuál es el límite entre la legalidad de la concentración de la tierra como bien de cambio y la legitimidad de su apropiación como bien de uso?
Paralelamente, se produce un doble juego de revalorización de la tierra y de apoyo a la autoconstrucción, que contribuye a modificar las posiciones relativas del campo urbano (Cuadro Nº 4): por un lado, aumentaron los que no pudieron acceder a la posesión de la tierra (ocupantes de hecho) y, por otro, los que invertían capital económico en un alquiler optaron por pasar a la categoría propietario, destinándolo al pago de las cuotas del lote propio. No obstante, los nuevos propietarios que surgieron entre 1960-1980 se encuadran en dos procesos: 1) la clase media (profesionales y pequeños comerciantes) que adquiere los departamentos producidos en la década de 1950; y 2) los obreros autónomos de la construcción, localizados en zonas alejadas del área central, inaptas y carentes de infraestructura. Aquí estaría predominando el capital cultural incorporado bajo la forma de habitus; se está poniendo en juego el conjunto de instrumentos de reproducción ligados a los conocimientos y habilidades para la autoconstrucción.
A partir de 1980 se registra una nueva disminución de inquilinos pero también de propietarios y un nuevo incremento de las formas irregulares de tenencia. En esta categoría encontramos a los obreros no calificados donde predominan los hogares de familia completa no-nuclear y el mayor porcentaje de hogares con hacinamiento personal y viviendas deficitarias (Cuadro Nº 5). Aquí, es dable suponer que ante la escasez de capital económico se optimiza el capital social como instrumento de reproducción, permitiendo el acceso social al campo urbano a través del allegamiento co-habitacional, que tiene que ver, fundamentalmente, con una estrategia que permite afrontar los gastos de una vivienda urbana, al incorporar parientes y/o amigos migrantes; con el reparto de tareas domésticas, etc.

Cuadro Nº 4
Hogares: distribución (%) según régimen de tenencia.
MDP, 1960-1991

Régimen de
Tenencia

% Hogares

1960

1980

1991

Propietario

58.9

67.0

61.0

Inquilino

32.2

21.1

18.5

Administ.

4.3

2.2

3.0

Ocup. Gratuito

3.3

8.8

13.3

Préstamo, cesión u otro

1.3

0.9

4.2

 

Fuente

: Núñez, A. (2000).

Cuadro Nº 5
Hogares: indicadores de las condiciones de vivienda, según CSO del jefe.
MDP, 1980

           

cso

% hogares

% hogares c/ Hacinam.

% hogares

Jefe

Casa

Depto.

V. Precaria

Propietario

Inquilino

Otro

Total

61.9

31.0

7.1

18.5

63.1

23.8

13.1

Prof.

55.8

44.2

----

4.0

73.0

19.9

7.1

Tecn.

56.6

42.5

0.9

9.3

59.1

30.6

10.3

Ppa.

64.0

34.8

1.2

9.6

71.6

22.4

6.0

Eav.

52.7

45.4

1.9

11.9

61.4

29.4

9.2

Tea

71.8

21.8

6.4

18.2

68.5

19.0

12.5

Ocal.

64.6

23.8

11.6

26.9

59.0

25.2

15.8

Oncal.

45.4

31.8

22.8

33.5

43.6

20.2

36.2

Edom.

58.7

24.5

16.8

24.5

48.4

28.1

23.5

 

Fuente

: Núñez, A. (2000).

Resumiendo, asistimos a una concentración de la pobreza estructural en zonas que fueron las protagonistas de la expansión urbana desde la década de 1960 pero, a la vez, la pauperización que afecta a los estratos medios ha llevado a la emergencia de situaciones habitacionales y formas de organización familiar, otrora propios de los estratos obreros, localizados en un área que históricamente fue el objetivo de la inversión pública, es decir, una conjunción de riqueza histórico-cultural con pobreza económico-social.


Mapas Nº 2 y 3
Propiedad / Apropiación de la tierra urbana
MDP, 1959-1990

 

Fuente: Núñez, A. (1998).

 

Aquí es imprescindible hacer referencia al rol de las políticas públicas, como una dimensión fundamental de la intermediación que impacta directamente sobre la renta capitalizada. Así, en 1979 se sanciona la Ley Provincial 8912 de Uso del Suelo y Ordenamiento territorial, prohibiendo los loteos en zonas carentes de infraestructura. Sin embargo, entre 1980 y 1990 se producen cerca del 90% de las subdivisiones hechas en la década del '50 (llamada del boom de los loteos), de las cuales un 10.3% corresponden a las Circunscripciones II y IV , rurales pero contiguas al ejido urbano. Asimismo, a partir de 1980 comienza un proceso diferente: se dispersa la concentración, es decir, las manzanas que se lotean son aquellas a las cuales han llegado los servicios básicos, con su consiguiente valorización y tornándose inaccesibles para los sectores de menores recursos. Vemos, entonces, que el Estado y la renta, redefinen constantemente distintas maneras de apropiación del espacio, las que tornan posible pensar en un contenido heterogéneo de la categoría formal propietario.

En este contexto de fragmentación y dualización, queremos rescatar a la familia en relación a este campo social de disputa que es la ciudad, en tanto nos interesa analizar el proceso de reproducción social. Cuáles y cómo son sus estrategias e instrumentos de reproducción en un espacio atravesado conflictivamente por el par dominante/dominado.

-III-

El desarrollo de este acápite se basa en el análisis de los datos obtenidos mediante la realización personal de encuestas ad-hoc y entrevistas 13 en dos barrios localizados en la extrema periferia oeste de MDP (Belgrano y Autódromo, en adelante BByA), donde se concentra la pobreza en y de la ciudad.
Ambos surgieron como loteos en tierra rural (de baja calidad) y, si bien los separan 25 años y una ruptura en la traza, se presentan como un continuum de segregación social y urbana. Sus límites norte, oeste y este son tierras rurales y, al sur, la Ruta Provincial 88, sobre la que se localizan algunos espacios de producción como el Parque Industrial.
El primer loteo se aprobó por excepción sobre 140 has. de la Estancia Dos Marías, para vender cada parcela en 140 cuotas, equivaliendo cada cuota a tres jornales obreros, siendo el enganche (la posesión) a la tercera cuota
14 .
Sin embargo, a comienzos de la década de 1990 había familias que aún no habían podido terminar de pagar su lote, recibiendo amenazas de desalojo por parte del estudio jurídico de la hija del promotor. Algunos se fueron y la inmobiliaria revendió el lote
15, lo que nos permite hablar no sólo de un alquiler encubierto de tierra sino de cómo las estrategias del intermediario hacen variar el volumen y estructura del capital de los agentes sociales: no sólo se perdió el poco capital económico que posibilitó la entrada al campo sino también el jurídico y el simbólico, al pasar de propietario a ocupante gratuito. Esto nos introduce de lleno en la problemática del Derecho, ya no como un instrumento sino como una práctica social específica, expresada en un discurso, para cuya interpretación se necesita conocimiento 16 e información.
Hacia 1987 comienza la subdivisión de tierras contiguas al Autódromo Ciudad de Mar del Plata. La estrategia del loteador fue comprar tierra rural inexplotada, de baja calidad y venderla fraccionada "tipo country, para quien quiera instalar su casilla rodante para ver las carreras"
17. Pero en el término de un año ya vivían allí 800 familias que, lejos de querer ver las carreras, compraron el lote para construir su vivienda.
El 75% de la población es nacida en Santiago del Estero y Tucumán, lugares que dejaron por no poseer empleo (64.2%) o, los que lo tenían, buscaban mejores condiciones de vida (35.8%); el 59% se ubica en la franja etaria 15-64 años; el 40% entre 0 y 14 y sólo el 1% tiene 65 años y más, lo que contrasta abruptamente con la estructura envejecida de la ciudad en su conjunto (Cuadro Nº 6) y con una Tasa Bruta de Natalidad que supera dos veces y media la de MDP (48.3 y 19.7, respectivamente).

Cuadro Nº 6
Perfiles comparativos de edades.
MDP y BByA, 1991

Area Urbana

Edad Media

Edad Mediana

 

Jefes

Cónyuges

Hijos

Jefes

Cónyuges

Hijos

 

MDP

49.6

46.0

13.7

47.9

40.1

13.1

 

Belgrano

42.0

37.4

12.0

39.5

36.5

12.0

 

Autódromo

34.7

30.7

7.4

33.0

28.5

7.0

 
 

 

Fuente

: Núñez, A. (2000).

Así, podría leerse que el agente inmobiliario estafó a los compradores; que fue una práctica ilegal en tanto transgredió las normas urbanas, argumento que esgrimió permanentemente el Estado para no proveer al barrio de los servicios básicos. Sin embargo, en base al Art. 64 del Capítulo 5 de la Ley 8912 18 se entregaron boletos de compra-venta a los habitantes, hechos por una abogada de la misma inmobiliaria, pero en lo que se les mintió es en lo que no se les dijo: el significado del término condominio que aparece en dicho boleto, figura legal muy común en lo rural pero nueva en lo urbano 19.
Todo esto significa que, desde lo legal, no se transgredió la norma, ya que realmente se vendió una superficie indivisa en condominio, sino que se adaptó una ley existente, se la manipuló, se la interpretó ocultando el sentido, porque el loteador, en realidad, no vende los lotes sino que hace participar a los compradores como sus condóminos. Lo concreto es que el vendedor sigue siendo el propietario pero, y quizás esto sea lo más interesante, esta figura jurídica impone un obstáculo a la circulación de la tierra como mercancía, no puede ser vendida y, por lo tanto, sólo tiene valor de uso, no valor de cambio. Los habitantes adquirieron el uso de la tierra, no la propiedad, pero lograron el derecho de acceso a la vivienda.
Entonces, permítasenos por ahora decir que en esta dialéctica que estructura el campo urbano se demuestra lo que Alf Ross dijo hace ya más de 40 años: el concepto de propiedad es perfectamente prescindible y si lo usamos es por pura convención
20.

El 60% de los jefes migrantes eligió MDP como radicación porque ya conocía las posibilidades de ingreso a su mercado de trabajo por anteriores migraciones temporarias para empleo en verano y un 25% se sumó a la red simplemente siguiendo a familiares o amigos, conformando hogares completos compuestos y extendidos, es decir, el allegamiento cohabitacional como parte constitutiva del proceso de reproducción.
Concretamente, hay una inversión de capital, no sólo económico sino, también, social y de conocimiento de los instrumentos de reproducción disponibles (mercado de trabajo, primero y mercado de tierras después) para implementar una estrategia que permita transformar la posición que se ocupa. Una estrategia que implica la superación de una distancia geográfica para modificar una distancia social.
Estamos, pues, ante la primera estrategia (la migración laboral) cuya implementación es posible por el conocimiento que se tiene del instrumento de reproducción, en este caso, el mercado de trabajo: "...yo venía acá a trabajar en la temporada...". Hay un capital cultural objetivado y un escaso capital económico que motiva y permite la movilidad geográfica pero, a la vez, se pone en juego el capital social de la red de relaciones: "...vine aquí siguiendo a familiares..."
21.
Asimismo, el loteo del Barrio Autódromo posibilitó la neolocalidad de hogares que hasta ese momento compartían ya sea la vivienda o el lote en el Barrio Belgrano (encontrándose en el mismo hasta 3 viviendas por parcela, algunas ya deshabitadas al momento de realizar la encuesta), lo que permite reiniciar el proceso de ceder una parte del terreno, para la localización de otra vivienda, a familiares y/o amigos, tema sobre el que nos detendremos cuando analicemos la trayectoria de la organización familiar
22.
Pero, también, este espacio social configurado por la apropiación posible de un nuevo espacio físico, permite poner en juego otra estrategia: la migración intraurbana a partir de una reconversión de esa estructura de capital: ahora se destina capital económico a la adquisición de un bien que aumenta el capital simbólico, o sea, se modifica el patrimonio del hogar
23.
Así, en el Mapa Nº 4 puede observarse esta estrategia de reconversión de los instrumentos de reproducción: se invierte capital económico en la adquisición de un bien pero también en la obtención de un capital jurídico y simbólico: llegar a ser propietario pero, a la vez, ser reconocido como perteneciente al campo urbano, en detrimento, quizás, de un capital social acumulado en la residencia anterior y de un capital urbano existente en esas áreas de la ciudad: accesibilidad, infraestructura de servicios, medios de consumo social y proximidad al lugar de trabajo, motivo éste de la elección de la residencia anterior (Mapa Nº 5).
En síntesis, en la apropiación del espacio se asume un costo social y económico que se compensa, en parte, por no sólo estar sino ser de la ciudad; se adquiere otra identidad
24. A esto debemos agregar, se logra un derecho. Pero, como dice Marx, la existencia de clases sociales, de desigualdades sociales, hace que el Derecho, al ser abstractamente igual, no elimina sino que reproduce las desigualdades. Es el discurso del derecho el que institucionaliza la asimetría dominantes-dominados 25.

 

 

 


Mapa Nº 4

Lugar de residencia anterior.

Habitantes BByA

Ref.: Residencia anterior Residencia actual


Mapa Nº 5

Lugar de trabajo actual.
Habitantes BByA, 1991

Ref.: Lugar de residencia Lugar de trabajo


Fuente: Núñez, A. (2000).


En estos barrios prácticamente no hay desocupados pero sí una altísima precariedad e inestabilidad: el 40% de la fuerza de trabajo se compone de peones de la construcción, changarines, cirujas y empleadas domésticas, involucrando al 35% de la población en estos hogares (Cuadro Nº 7). En efecto, la mayoría de la PEA se ubica en el estrato de los obreros no calificados, dentro del sector terciario de la economía, y es más joven y masculina que la de la ciudad en su conjunto. Desde el punto de vista de la categoría socio-ocupacional, entre los asalariados incluímos: vendedores, mozos y personal de fatiga y, dentro de los cuentapropistas consideramos los peones, jornaleros, empleadas domésticas, costureras, mecánicos y changarines.
El escaso volumen relativo de clase media se distribuye, básicamente, entre empleados del comercio y pequeños comerciantes que residen en el barrio Belgrano, pero que no emplean fuerza de trabajo asalariada. Con esto queremos significar que la vivienda aquí pasa a ser no sólo espacio de reproducción sino de producción.

En este contexto, es difícil pensar en la implementación de otras estrategias de reconversión; esto es, por ejemplo, invertir capital económico en la obtención de capital educativo para los hijos. Por el contrario, dada la ocupación actual de los jefes de hogar, ya sea por su escasa calificación y el estado del mercado de trabajo, aquéllos son incorporados muy tempranamente a la actividad económica.

Cuadro Nº 7
PEA y PHP-JA: Distribución (%) según clase y estrato social
BByA, 1991

Clases y estratos

PEA

PHP-JA

 

TOTAL

100.0
(251)

100.0
(693)

 

CLASE MEDIA

6.5

5.0

 

Asalariada

3.3

2.5

 

Autónoma

3.2

2.5

 

CLASE OBRERA

52.9

59.3

 

Asalariada

45.5

54.7

 

Autónoma

 

 

 

TRAB. MARG.

40.6

35.7

 

Peon

25.0

34.6

 

EDOM

15.6

1.1

 
 

 

Fuente

: Núñez, A. (2000).

Ahora bien, interesa preguntarnos ¿cómo es la organización familiar de esta población? En principio, la mayoría de los hogares está compuesto por miembros emparentados: el 21.7% son jefes; el 18.7% son cónyuges; el 51.7% son hijos del jefe; el 4.3% son nietos; el 0.8% ascendientes del jefe y el 2.8% otros miembros (yernos/nueras y amigos), siendo muy escasa la frecuencia de los hogares unipersonales y las familias incompletas de jefa mujer, constituyendo éstas últimas apenas la mitad que la media marplatense. Estamos en presencia de hogares cuyo tamaño supera el promedio de la ciudad (4.7 miembros y 3.6, respectivamente), con la sola excepción de los escasos pertenecientes a la clase media asalariada (3.4) y los que presentan jefa empleada doméstica (3).
Básicamente, estos hogares se caracterizan por su completud, su alta descendencia y la preeminencia (hogares constituidos, fundamentalmente, por un núcleo conyugal primario, NCP), a pesar de que hemos encontrado 8 viviendas con un hogar y dos núcleos conyugales secundarios (NCS) y 2 viviendas con un hogar y 3 NCS. Concretamente, hay un promedio de 1,02 hogares por vivienda pero tenemos un 7.1% de hacinamiento familiar (coresidencia de NCP y NCS), lo que puede observarse en el Cuadro Nº 8.

Cuadro Nº 8
Viviendas: % con Hacinamiento de Hogares y Hacinamiento Familiar, según CSO del Jefe.
BByA, 1991

CSO

Hacinamiento

Hacinamiento

Jefe

Hogares
(1)

Familiar
(2)

Total

4.1

7.1

TEA

22.2

---

OCAL

----

6.9

ONCAL

2.2

6.7

PEON

2.3

6.8

Inac.

---

12.5

 

Fuente

: Núñez, A. (2000).

El allegamiento co-habitacional nos habla no solamente de una estrategia de reproducción social sino de los habitus incorporados y del volumen y estructura de capital que se posee. Esto es que el escaso volumen de capital económico de las parejas jóvenes les impide afrontar una estrategia habitacional de neolocalidad. Aquí la familia funciona como cuerpo, como red de unidad doméstica; hay intercambios intergeneracionales 26 . Pero, a la vez, hay una transacción que, en cierta forma, supone una modificación de todo el sistema de reproducción social y hace que la familia funcione como campo, como espacio de juego, a partir de un rendimiento diferencial de los instrumentos de reproducción. El padre que cede la vivienda a la nueva pareja define territorios signados por lo económico y lo simbólico: transmite el significado y el rol de la familia como sujeto de reproducción pero con un poder implícito, a partir de la posición relativa que le otorga la posesión y el manejo de ciertos bienes.
Específicamente, esto implica una nueva división familiar del trabajo, tanto de la nueva familia que se agrega como de la que presta la vivienda. Por ejemplo, el caso de L., jefe migrante, en cuya vivienda residen 15 personas: su cónyuge, sus hijos, dos de ellas casadas, con sus cónyuges y sus hijos. Sus dos yernos le ayudan en la recolección de cartones, mientras que las mujeres deben atender las tareas domésticas.
El caso del préstamo del terreno define un poder social y simbólico dentro del espacio social: comparten una misma posición pero una distinta condición social, estableciéndose así una relación de fuerzas de clase a partir del "...yo soy el dueño del terreno (...) ellos ocupan el fondo...". La propiedad ya no es sólo material sino simbólica; hay una astucia de distinción
27 dentro de la misma clase social; hay otro capital (no sólo económico) que define un poder dentro del espacio social. A la vez, para el ocupante, es una práctica que le permite ir acumulando un cierto volumen de capital económico que le posibilitará, tal vez, en otro momento, enfrentar una mejor solución habitacional.
Un aspecto de fundamental importancia es ver que el 63.6% de los que prestan el terreno eran ocupantes en un lote cedido o alquilaban una vivienda en lote compartido. Hay una historia hecha cuerpo detrás de estas estrategias, pero toda esta red social no sólo se nutre de mecanismos de solidaridad entre pares sino que existe, además, la transacción donde el propietario establece las reglas del juego
28. No obstante, es un espacio atravesado por la disputa (material y simbólica) y por la fragmentación social, según los habitus incorporados: "... quiero volver a la villa. Acá no hay organización, no hay solidaridad; cada uno para cada uno..." (Amelia, jefa de hogar)
"Nos vamos del barrio por problemas de familia. Tengo resentimiento con el barrio y la sociedad. Nos sentimos discriminados por ser del Belgrano. (Susana, esposa de un asalariado medio)
Ser del Belgrano o ser del Autódromo implica aquí un manejo de la impresión, un argumento (esgrimido ya sea desde el Estado o por otros habitantes de la ciudad) que homogeiniza y del cual, para algunos, hay que despegarse.
En este espacio social conviven, heterogéneamente, y los nuevos pobres: aquellos que se enfrentan al desalojo por la imposibilidad de pagar el alquiler (21%) o por la necesidad de contar con otros espacios donde guardar sus nuevos instrumentos de trabajo: carros y animales (16%)
29.
Este proceso que va del desalojo a la posibilidad de comprar un lote es visualizado como de movilidad ascendente, aunque no se hayan mejorado las condiciones habitacionales. En efecto, en el Cuadro Nº 9 vemos cómo aumentan, a partir de 1976, las viviendas precarias y prefabricadas, no obstante el predominio de las autoconstruidas con materiales permanentes. Por otra parte, las viviendas tienen un promedio de 1.9 cuartos cada una, lo que nos da un indicio del hacinamiento personal. Asimismo, del Cuadro Nº 10 se desprende que sólo los hogares encabezados por un jefe propietario de un pequeño comercio en su vivienda o un asalariado del sector público, son los únicos que han experimentado una mejoría relativa en su nivel de hacinamiento, respecto a su vivienda anterior.
Por el contrario, los obreros autónomos (como mecánicos) han triplicado los niveles de hacinamiento crítico, a lo que se suma el hacinamiento de hogares. Esto se debe, fundamentalmente, a que los trabajadores más desfavorecidos socialmente son los que coresiden con sus hijos casados pero, a la vez, donde con mayor frecuencia encontramos lotes compartidos, lo que hace disminuir porcentualmente sus niveles de hacinamiento de hogares y familiar .

Cuadro Nº 9
Viviendas: distribución (%) por año de llegada al barrio del Jefe del Hogar, según Tipo de material predominante.
BByA, 1965-1991

Año llegada

Total

1965-1970

1971-1975

1976-1980

1981-1985

1986-1991

 

Tipo vivienda

 

 

 

 

 

 

 

Total

100.0

10.3

6.9

24.0

18.4

40.4

 

Vivienda precaria

21.9

0.7

0.7

2.7

3.4

14.4

 

Prefabricada

19.8

3.4

0.7

2.7

2.7

10.3

 

Con material Permanente

58.3

6.2

5.5

18.6

12.3

15.7

 
 

 

Fuente

: Núñez, A. (2000).

Cuadro Nº 10
Hogares: distribución (%) por Nivel de Hacinamiento personal, según CSO del Jefe.
BByA, 1991 y residencia anterior

CSO

% de Hogares con nivel de hacinamiento

Jefe

Actual (1991)

Anterior vivenda

 

<=2

2/3

3/5

5/7

<=2

2/3

3/5

5/7

Total

39.8

31.4

20.3

8.5

38.5

22.1

29.5

9.8

PPA

100.0

---

----

----

66.7

----

33.3

----

EAV

75.0

25.0

----

-----

66.7

33.3

----

----

TEA

33.3

16.7

50.0

----

83.3

----

16.7

----

OCAL

47.1

29.4

17.7

5.8

31.6

15.8

26.3

----

ONCAL

35.4

38.1

15.7

11.8

34.1

18.2

29.5

18.2

PEON

32.5

32.7

26.0

8.8

25.8

38.7

22.6

12.9

EDOM

50.0

----

----

50.0

50.0

----

50.0

----

Inac.

42.8

28.6

28.6

----

40.0

----

60.0

----

 

Fuente

: Núñez, A. (2000).

El allegamiento co-habitacional, como dijimos, promueve, además, una diferente división familiar del trabajo, como podemos ver en el Cuadro Nº 11: 1) en general, en todos los estratos, las cónyuges e hijos del jefe presentan una actividad laboral inferior a la de los otros miembros del hogar (exceptuando las cónyuges de jefe inactivo); 2) en los hogares cuyo jefe es un obrero autónomo, la participación en la actividad económica de los otros miembros del hogar (ni cónyuges ni hijos), es menor que en el resto de las categorías ocupacionales, a la inversa de lo que ocurre en los hogares de jefe inactivo; y 3) solamente entre los pequeños comerciantes y los peones autónomos la actividad de los hijos supera a la de los cónyuges.
Respecto a los hijos, los que han accedido a puestos de clase media (tanto asalariada como autónoma) y obrera autónoma tenían entre 25 y 29 años, cuyo padre era obrero no calificado, peón o inactivo; o sea, hay claros indicios de una movilidad social intergeneracional ascendente. Empero, en hogares cuyo jefe pudo llegar a ser un pequeño cuentapropista comerciante, los hijos de entre 14 y 20 años son trabajadores marginales y obreros no calificados; hay aquí una movilidad social intergeneracional descendente; un rendimiento diferencial de los instrumentos de reproducción, en coyunturas diferentes.

Cuadro Nº 11
Población de Activos no Jefes: Tasas de Actividad, según CSO del Jefe del Hogar.
BByA, 1991

CSO

Cónyuges

Hijos

Otros miembros

 

Jefe

 

 

Total

34.5

28.2

55.2

 

PPA

50.0

57.1

----

 

TEA

20.0

16.7

33.3

 

OCAL

34.5

20.8

60.0

 

ONCAL

40.0

17.9

55.6

 

PEON

29.5

31.0

50.0

 

Inactivo

66.7

39.1

60.0

 
 

 

Fuente

: Núñez, A. (2000).


Como balance de lo analizado hasta aquí, estamos en condiciones de decir que es éste un espacio social que caracteriza la pobreza en y de la ciudad, conformado por familias que se encuentran en pleno ciclo vital de reproducción (en expansión y fisión 30) y producción: hábitat precario, ausencia de medios de consumo social, de infraestructura, de valorización del capital cultural institucionalizado y objetivado. Un espacio que es producto de diversos desplazamientos, tanto geográficos como sociales, pero producto, al fin, del sentido práctico, de una aptitud para actuar según la posición ocupada en el espacio social; es el encuentro entre un habitus y un campo social, donde la adquisición del capital jurídico redefine desde la división familiar del trabajo hasta la organización familiar 31.
Al dejar su lugar de origen, 1/3 de los jefes era menor de edad, un 8% no poseía trabajo y el resto estaba empleado en actividades agropecuarias e industriales. Al llegar a Mar del Plata, la mayoría de ellos pasa a ocuparse en las ramas del sector terciario, básicamente gastronomía y algunos en la construcción, ramas que no aparecen en sus lugares de origen. Actualmente, han disminuido a la mitad los jefes ocupados en la industria, refugiándose en actividades que requieren escasa calificación, por cuenta propia (Gráficos Nº 2 y 3).
En términos de Forni y Roldán, hay una trayectoria laboral quebrada, interrumpida, inter e intrageneracional. Los jóvenes y los nuevos migrantes que se suman a este hábitat inician su trayectoria laboral por contagio, en ocupaciones que resultan de fácil entrada y donde las capacidades necesarias se transmiten informalmente
32, lo que significa que la trayectoria habitacional está estrechamente relacionada con la trayectoria laboral. Esta precariedad e inestabilidad en el mundo del trabajo, sumada a la extrema pobreza del hábitat, es, sin embargo, desde la perspectiva de los actores involucrados, una trayectoria social ascendente, al menos, desde el punto de vista intergeneracional.

Gráfico Nº 2
Evolución de la ocupación de los Jefes migrantes, según Rama de Actividad.
BByA, 1991

 

Fuente: Núñez, A. (2000).

 

Gráfico Nº 3
Evolución de la ocupación de los Jefes migrantes, según Categoría Ocupacional.
BByA, 1991


Fuente: Núñez, A. (2000).

Si dirigimos ahora nuestra mirada a los jefes de hogar nativos de la ciudad, observamos también una relación directa entre edad y posición social: a medida que desciende una, lo hace la otra. Los pocos jefes pertenecientes a la clase media, tanto autónoma como asalariada, son nacidos en Mar del Plata y tienen una edad promedio de 40 años ; los obreros autónomos y calificados alrededor de 34 y los no calificados y peones autónomos entre 29 y 31.
Pero todos ellos arriban al barrio después
33 y, aun habiendo sido posible adquirir el lote propio, su situación es visualizada como descendente; se llega aquí por haber sido expulsados de la ciudad para pasar a ser del Autódromo o del Belgrano, a excepción de los pequeños propietarios autónomos: para dos de tres de ellos esto fue un negocio, que les permitió instalar su comercio en el mismo lote de su vivienda. Aparece así otra estrategia, implementada a partir de un cierto volumen de capital económico acumulado donde la propiedad material actúa como una distinción también simbólica. Hay una relación distinta en la apropiación social del mismo bien de uso que nos habla de una historia distinta; distinta condición y situación de clase que confluyen en un mismo espacio urbano.

CONSIDERACIONES FINALES

El espacio que organiza el capital incorporador para agentes sociales con escaso capital económico y cultural, se construye y consolida a partir de la optimización del capital social pero, a la vez, posibilita la adquisición del capital más eficiente para el acceso al campo urbano: el jurídico. Sin embargo, éste será el capital que introduzca en una clase social dominada en las relaciones de producción, un espacio de dominación en las relaciones de consumo.
El Estado, ha desdibujado el conflicto porque lo legitima y cumple así, indirectamente, con un derecho constitucional. Pero, a la vez, incurre en una contradicción cuando dice que son ocupantes ilegales y les niega el derecho a reclamar bienes públicos urbanos. En síntesis, si lo regulariza, no sólo estaría otorgando valor de cambio a la tierra sino que sentaría el primer precedente de legitimación de la ilegalidad, incurriendo en la arbitrariedad
34. En otras palabras, la propiedad privada sigue siendo un requisito de la ciudadanía y esto se enmarca en lo que Escalante llama la utilidad política de las leyes que no se cumplen 35. Pero por otro lado, vemos que se adquiere un bien de uso, se paga por el uso del suelo, se accede legítimamente a la vivienda sin necesidad de ser propietarios. El acceso social al espacio urbano de los habitantes del Autódromo fue posible por su desconocimiento de la normativa. Creyeron ser propietarios cuando en realidad son condóminos. Es una, en apariencia, ilegalidad legítima.
En esta interconexión es donde se desplaza el límite entre la legalidad y la legitimidad, por su mera confrontación con el derecho vivido por la sociedad. Así, cuando la vivienda sólo tiene valor de uso, vemos que desde la sociología del derecho puede prescindirse del concepto de propiedad o bien reconocer que tiene múltiples definiciones y significados, es decir, ninguno. En todo caso, se le incorpora otro sentido que exalta el con-dominio del uso del espacio y no el de exclusión.
Pero si esto es lo que permite la economía de las prácticas, la práctica de la economía (la renta del suelo y las políticas públicas) define lo que es posible para cada uno pero, a la vez, resignifica y redimensiona el derecho como una práctica social específica, a partir de la cotidianeidad. En otras palabras, extiende la dominación del espacio público (la ciudad y el Estado) al espacio privado (el hogar).
Concebir el derecho como una práctica social, como una estrategia, lo torna plausible de impulsar un cambio social, una reforma en el tratamiento jurídico, favorable a los que ocupan las posiciones sociales menos favorecidas
36, cuyo principio es tender al quiebre de la dualización social actual a partir de la socialización de las distintas prácticas posibles.
¿Hasta dónde deben llegar los niveles de pobreza urbana y exclusión para que pensemos en reformas alternativas que tienen que ver con otra interpretación del derecho, aun dentro de lo que dice el Código Civil?
37
¿Podremos recuperar, los cientistas sociales, la connotación iluminista, positiva y progresista, de la reforma...(urbana), como la capacidad para enmendar o alterar para bien algún estado de cosas defectuoso 38 en pos de la construcción de una sociedad más igualitaria y democrática? Creemos que el ejemplo presentado en este trabajo aporta un principio. Y hoy, particularmente en Argentina, pareciera ser mejor tener un modesto punto de partida que un incierto punto de llegada...


NOTAS

1 Esta Ponencia recoge algunos resultados de mi propia investigación. Ver Núñez, A. (2000): Morfología social. Mar del Plata, 1874-1991, Ed. Grafikart, Tandil y Núñez, A. (2000): "Los unos y los otros en la lucha por la apropiación del espacio", Ponencia presentada en el II Congreso Virtual de Antropología y Arqueología, NAyA.
2 Profesora-Investigadora del Area de Urbanismo - Centro de Estudios del Desarrollo Urbano - Universidad Nacional de Mar del Plata. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..
3 Ver Bourdieu, P. (1997): Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción, Anagrama, Barcelona; (1993): Cosas dichas, Gedisa, Barcelona; (1988): La distinción. Criterios y bases sociales del gusto, Taurus, Buenos Aires, entre otros.
4 Duhau, E. (1995): "Estado de derecho e irregularidad urbana", en Revista Mexicana de Sociología, año LVII, Nº 1, Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, México.
5 Eduardo Carvalho habla de sensibilidades legales, que articularían las distintas formas de cómo los hombres viven su relación con la tierra. Ver Carvalho, E. (1993): "Pasárgada revisitada: el derecho y los estudios urbanos", en Cuadernos IIPUR/UFRJ, año VII, Nº 1, Brasil. Ver también Duhau, E. (1995), op.cit. Una propuesta posible véase en Núñez, A. (1999): "De las estrategias familiares de vida a la reforma urbana en una ciudad intermedia argentina", Ponencia presentada al XXII Congreso ALAS, Concepción, Chile.
6 Palabras del Pfor. José L. Coraggio en la Materia Economía Urbana, Maestría en Ciencias Sociales, FLACSO.
7 Ver Holloway, J. (1994): Marxismo, Estado y Capital. La crisis como expresión del poder del trabajo, Cuadernos del Sur, Tierra del fuego, Buenos Aires.
8 Históricamente, hay un predominio del sector terciario en el PBI de más del 55%, frente al 14% de la industria manufacturera.
9 En este sentido, desde su origen, la ciudad de MDP fue concebida como un objeto privado, prevaleciendo una concepción política de orientación de las inversiones hacia los sectores urbanos destinados a la reproducción del capital y tendientes a la valorización del espacio y no a la reproducción de la fuerza de trabajo, abriendo una brecha histórica entre recursos y satisfacción de necesidades de la población.
10 En este proceso tuvo un rol fundamental el mercado de tierras.
11 Ver Núñez, A. et.al. (1996): Habitar Mar del Plata. Problemática de Vivienda, Tierra y Desarrollo Urbano de Mar del Plata. Diagnóstico y propuestas, Programa Arraigo/Presidencia de la Nación/UNMdP, Mar del Plata.
12 Ver Núñez, A. (2000): "Los unos y los otros en la lucha por la apropiación del espacio", op. cit.
13 El trabajo de campo se realizó entre diciembre de 1990 y enero de 1991, por lo que los datos pueden compararse con los de la ciudad en su conjunto respecto del CNPyV de 1991.
14 En palabras del loteador, que fue no sólo el promotor y financista sino que pasó a ser propietario al adquirir 1000 lotes (cerca de 50 has.): "el loteo se hizo con una función social, para que los sectores populares accedieran a la tierra, por las cuotas tan accesibles. Además, a los que no podían pagar, yo mismo les conseguía trabajo..." . Entrevista personal.
15 Ana nos cuenta: "Yo soy viuda, con 13 hijos, y levanté esta vivienda yo misma con lo que recibí por la venta de pan que yo misma producía. Con el desalojo, fui a ver al cura del barrio y me ayudó porque él le compró el terreno, pero lo escrituró a su nombre. Después yo firmé un contrato donde el cura me permite usar el lote, pero cuando él decida construir otra cosa me va a dejar usar el fondo para hacerme una habitación para mí pero no para mis hijos..."
16 Ver Cárcova, C. (1993): Teorías jurídicas alternativas. Escritos sobre Derecho y Política, Centro Editor de América latina, Buenos Aires. También, Nino, C. (1992): Un país al margen de la Ley, Emecé, Buenos Aires y Jitrik, N. (1991): "Apuntes sobre legalidad/legitimidad", en SyC, Nº 2, Buenos Aires.
17 Entrevista personal al promotor.
18 Dicho Artículo establece "...que el área [a subdividir] esté en zona no urbana; que se encuentre condicionada para la construcción de viviendas de uso transitorio; que el área común de esparcimiento [¿el Autódromo?] y el área de viviendas deben guardar una mutua e indisoluble relación funcional y jurídica, que las convierte en un todo inescindible; no podrá subdividirse dicha área ni enajenarse en forma independiente..."
19 El Art. 2673 del Código Civil define el condominio como "el derecho real de propiedad que pertenece a varias personas, por una parte indivisa sobre una cosa mueble o inmueble". El Art. 2680 especifica que "ningún condómino puede, sin el consentimiento de todos, ejercer sobre la cosa común ni sobre la menor parte de ella, actos materiales o jurídicos que importen el derecho de propiedad. La oposición de uno bastará para impedir lo que la mayoría quiera hacer a este respecto".
20 Alf Ross, jurista escandinavo, citado en Azuela, A. (1995): "Vivienda y propiedad privada", en Revista Mexicana de Sociología, año LVII, Nº 1, Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, México.
21 A mediados de la década de 1950, MDP pasa a constituirse en un eslabón más de la cadena migratoria que se origina en Santiago del Estero. La crisis de la industria azucarera que ocasionó el cierre de 12 ingenios en Tucumán, motivó que los santiagueños que migraban allí en la época de la zafra, se redirigieran a las actividades de hotelería y gastronomía en el centro invernal de Río Hondo. Aquí adquieren un nuevo capital cultural objetivado que reproducen en la temporada veraniega en MDP. Ver Forni, F. (1991): Empleo, estrategias de vida y reproducción. Hogares rurales en Santiago del Estero, Bibliotecas Universitarias/CEAL/CEIL, Buenos Aires.
22 Definimos trayectoria como la interrelación de las distintas dimensiones de las estrategias de reproducción en diversos momentos del ciclo vital de los hogares.
23 Dice Francisco: "Vinimos a MDP en 1980 buscando mejores condiciones de vida (...) siguiendo a familiares. No nos gusta ni la ciudad ni el barrio. Sólo nos ata el hecho de ser propietarios..."
24 Ver Carman, M. (1995): "Juegos de reconocimiento e invención de identidades: ser o no ser...ocupante ilegal", Ponencia presentada a las Jornadas sobre problemática urbana, Instituto Gino Germani, FCS, Buenos Aires.
25 En Cárcova, C. (1993), op. cit. Ver también Bértolo, A. (1993): "El imaginario subversivo", en Colombo, E. (comp.): El imaginario social, Piedra Libre/3, Nordan, Altamira, Montevideo (3ra. reimpresión).
26 Ver Gutiérrez, A. (1995): "Estrategia habitacional, familia y organización doméstica", Ponencia presentada a las Jornadas sobre problemática urbana, Instituto Gino Germani, FCS, Buenos Aires y Pierre Bourdieu. Las prácticas sociales, Editorial Universitaria/Universidad Nacional de Misiones y Universidad Nacional de Córdoba, Posadas.
27 Ver Carman (1995), op. cit.
28 Es el caso de María, migrante tucumana, jefa de familia monoparental, con 3 hijos: "...el patrón me presta la vivienda a cambio de trabajo por dos años. En mayo se cumplen y paso a ser propietaria..."
29 Así nos lo cuenta Julia: "... yo vivía en Los Troncos, como casera. En invierno, la casa quedaba a mi disposición. Los dueños eran amigos de mi hermana. Después me independicé (...) Alquilé en Buenos Aires, frente al Patronato y después compré acá. También compré un terreno para mi mamá, que cría animales..."
30 Fisión simple es la reproducción por constitución de nuevos hogares. Ver Forni, F. (1991), op. cit.
31 Un aspecto insoslayable dentro de la trayectoria social es ver cómo impactan estas dos migraciones en la construcción y reconstrucción de la organización familiar. La adquisición del capital jurídico signa un reacomodamiento, también, de esta dimensión: a) MDP pareciera ser el punto de la trayectoria donde se constituye la unión conyugal, independientemente del lugar de procedencia ; b) los que se unieron antes de llegar a MDP, es en esta ciudad donde comienza la procreación; c) los hogares extendidos se vuelven nucleares y viceversa; d) las parejas que ya tenían hijos, los aumentan; otros e) llaman a sus ascendientes con quienes iniciaron la migración, se recompone la red; y f) hijos casados que no pueden ocupar una vivienda propia, la comparten con sus padres, entre otros cambios.
32 Forni, F. y Roldán, L. (1996): "Trayectorias laborales de residentes de áreas urbanas pobres. Un estudio de casos en el Conurbano Bonaerense", en Desarrollo Económico, vol. 35, Nº 140, Buenos Aires. También Quirós, E. y Saraví, G. (1994): La informalidad económica. Ensayos de antropología urbana, CEAL, Buenos Aires.
33 Las redes conformadas por migrantes tardan sólo de 3 a 5 años en adquirir el lote, informados por familiares y amigos. Los marplatenses arriban al barrio años más tarde, por propaganda inmobiliaria o diarios locales.
34 La arbitrariedad significa hacer caso omiso de su propia legalidad. Ver Díaz, E. (1988): Sociología y Filosofía del Derecho, Taurus, Madrid (5ta. reimpresión).
35 En Azuela , A. (1995): "Vivienda y propiedad privada", op. cit.
36 Para Marx, la persecución de una igualdad no pude hacerse si no es introduciendo desigualdades en el tratamiento jurídico. Ver Cárcova, C. (1993), op. cit.
37 Por ejemplo, el Art. 2567 del Código Civil, dice: "adquiérese el dominio por transformación cuando alguien con su trabajo hace un objeto nuevo con la materia de otro, con la intención de apropiárselo". Hay transformación cuando de una cosa, materia prima (en nuestro caso, podría ser la tierra), se hace una cosa nueva, distinta a la antigua por su aspecto, por su destino y por su nombre (por ejemplo, de tierra baldía a vivienda). Sin embargo, los juridicistas afirman que se refiere sólo a cosas muebles, aunque bien podría extenderse a cosas inmuebles. Ver Código Civil.
38 The Oxford English Dictionary. En Borón, A. (1999): " Requiem para el neoliberalismo", Ponencia presentada en el Encuentro Internacional de Economistas, Globalización y Problemas del Desarrollo, La Habana, Cuba.

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