Fragmentación Urbana. El Caso de Villa Itatí en Quilmes, provincia de Buenos Aires Argentina

Autores:

Lic. Cristina Farías[1]

Sr. Oscar Yañez[2]

 



[1]Es Licenciada en Comercio Internacional, Doctaranda del Doctorado en Desarrollo Económico de la Universidad Nacional de Quilmes. Investigadora miembro del CDT-UNQ y del Programa Dimensiones y alcances del desarrollo territorial en la Argentina. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

[2]Es alumno de la Carrera Licenciatura en Comercio Internacional  y de la Licenciatura en Economía del Desarrollo  de la Universidad Nacional de Quilmes.Becario tipo A del Departamento de Economía y Administración de la Universidad Nacional de Quilmes, Director: Mg. Carlos Hugo Fidel y vicedirectora Lic. Cristina Farías 

Breve panorama económico

En la Argentina reciente dos modelos socioeconómicos contrapuestos han organizado la sociedad y el estado. A cada uno de ellos le corresponde una modalidad y/o estrategia de intervención en los procesos productivos, en la inserción internacional, distribución de la riqueza, el rol del estado y la política social.

El primer modelo al que denominamos “progresista y de inclusión social”, tiene como principal característica el fomento del mercado interno, a través de la estimulación de la demanda agregada, reconociendo el rol protagónico que debe tener el estado en el fomento de la actividad industrial, la generación de empleo, y la política social como instrumento para la construcción de una sociedad más igualitaria.

 

El actualmente vigente, “conservador y de mercado”, tiene en lo económico una impronta de corte neoliberal que se caracteriza por ser regresivo en la distribución de la riqueza y concentrador del excedente. Se caracteriza por ser un modelo extractivo en las áreas primarias y financieras que concentran la renta y que en muchos casos los excedentes son enviados al exterior. Este modelo privilegia el mercado externo, tiende a desequilibrar y agredir el medioambiente y sus resultados favorecen la desigualdad y amplían la brecha social.

En el cuadro que sigue se presentan las principales características que adoptan los modelos presentados

Cuadro N°1 Políticas Sociales

PROGRESISTA Y DE INCLUSIÓN

Productivo y de inclusión

CONSERVADOR Y DE MERCADO

Extractivista, primario y financiero. Regresivo y concentrador. Favorece la desigualdad

Disminución de la conflictividad social

Incremento de la conflictividad social. Nuevos formatos y mecanismos represivos (protocolo de seguridad)

Políticas de redistribución del ingreso

Transferencias y redistribución regresiva del ingreso

Políticas sociales de carácter universal y no focalizadas

Persistente deterioro de la Asignación Universal por Hijo, Salario Mínimo y Jubilación Mínima

Diseño de programas tendientes a elevar el nivel de las condiciones de vida

Desmantelamiento de los aparatos estatales ejecutores de las políticas de mejora del nivel de vida

Impulso y amplificación de la esfera de la economía social

Reducción de la esfera de funcionamiento de la economía social

Extensión de los créditos de acceso y mejoramiento de la vivienda (Procrear)

Créditos restringidos y onerosos destinados a la vivienda

Aumento del presupuesto nacional del sistema de educación

Disminución del presupuesto nacional del sistema de educación.

Afirmación y ampliación de los Derechos Humanos y ciudadanos

Retroceso y reducción de los Derechos Humanos y ciudadanos (derogación de la Ley de Medios)

 

 El modelo conservador y de mercado, predomina en los principales lineamientos del gobierno en la Argentina actual, del presidente Mauricio Macri, que lleva nueve meses en el poder  y ya podemos analizar los efectos principales de las medidas de política que se han adoptado hasta el momento[1]:

·         En términos del PBI, se observa una caída del -3,4% comparado 2 ° trimestre de 2016 vs igual período de 2015.

·         El estimador mensual de la actividad industrial: -5,7% (agosto 2016 vs agosto 2015)

·         El estimador mensual de la actividad económica:-5,91 (julio 2016 vs julio 2015)

·         Incremento de la deuda externa

·         Tasa de desempleo: 9,3% (2° trimestre de 2016)

·         Índice de pobreza nacional 32,2% (31 aglomerados urbanos)

·         Índice de indigencia  nacional 6,3% (31 aglomerados urbanos)

Como surge de los guarismos mostrados, el panorama general no es para nada prometedor y el fantasma del pasado comienza a materializarse, sólo las presiones y demandas sociales podrían contribuir a un cambio en las políticas, invitando a las autoridades a reflexionar y comprender las demandas por parte de la sociedad para un cambio de rumbo. Sin embargo, las experiencias del pasado han contribuido a demostrar que esta situación es poco probable.

 

La semblanza de la pobreza

En un mundo de incertidumbre, donde la globalización, los avances tecnológicos y las transformaciones sociales son constantes; definir, medir y comprender el fenómeno de la pobreza se ha vuelto cada vez más complejo, donde su medición sirve como herramienta fundamental para evaluar el desarrollo social que alcanzan los países. (CEPAL, 2007).

Conceptualizar la pobreza, no es por su naturaleza percibida de una única forma, son centrales las cuestiones metodológicas en los estudios sobre pobreza y es imperante definirla de modo tal de identificar una realidad inaceptable en cualquier sociedad, pero que nos permite dimensionar la magnitud del fenómeno y capturar una realidad que se hace presente. Un repaso por la literatura más reciente acerca de la agenda de investigación del fenómeno de la pobreza busca ampliar la medición de la pobreza según ingresos a otras dimensiones. En particular analizan la relación entre las diversas dimensiones de la pobreza; estas dimensiones son elementos esenciales del bienestar;  sean ingresos, salud, educación y vivienda (CEPAL, 2007), para luego determinar umbrales mínimos para cada una de estas dimensiones. Y sobre ellas se establecen distintos indicadores que nos permiten un análisis multidimensional de la pobreza, es decir, las carencias en distintas dimensiones del bienestar con el fin de aumentar el horizonte de análisis que permiten las mediciones convencionales. En este sentido, se entiende que la medición multidimensional tiene el potencial de mejorar la caracterización de la pobreza, brindando aportes sustanciales a la formulación y evaluación de políticas sociales más efectivas. (CEPAL, 2013).

La falta de estadísticas oficiales confiables durante el último período del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, no permitieron discutir las estrategias posibles de soluciones al doloroso fenómeno que nos ocupa.

Pobreza e Indigencia en el Gran Buenos Aires. 2016

Total de hogares

4.783.000

Total de personas

14.696.000

Hogares bajo la línea de pobreza

1.063.000

Personas en hogares pobres (30,9%)

4.543.000

Hogares bajo la línea de indigencia

240.000

Personas bajo la línea de indigencia (6,2%)

917.000

Niños entre 0-14 años en situación de pobreza

32,5%

Elaboración propia con datos del INDEC. 2016

 Todavía en nuestro país se sigue midiendo la pobreza a través del método de ingresos que determina el porcentaje de hogares y personas que con sus ingresos no pueden acceder a una canasta básica de alimentos, ellos se encuentran bajo la línea de indigencia y aquellos hogares que con sus ingresos no logran acceder a la canasta básica total que incluye otros gastos como salud, vestimenta, transporte, etc.

La información presentada da cuenta de una situación social difícil derivada de políticas económicas a nuestro juicio desacertadas, que marcan el rumbo hacia amargas experiencias del pasado, un deja-vu,  combinado con una especie de pesadilla social.

Por otro lado, en los últimos informes acerca de la medición de la pobreza urbana realizado por la UCA, para el año 2015, indica desde una perspectiva de derechos sociales, que la población del Conurbano Bonaerense presenta déficit en el acceso a los siguientes atributos;

·         Alimentación adecuada un 17,7%, lo que equivale a un 15% de los hogares

·         Salud 28,1% (23,5% de los hogares)

·         Conexión a servicios básicos 31,3% (29% de los hogares

·         Vivienda digna 24,9% (20,9% de los hogares)

·         Educación 23,8% (20,9% de los hogares)

·         Déficit en acceso al empleo y la seguridad social un 29,6% (26,8% de los hogares).

Respecto de la población en hogares urbanos con al menos una carencia para el 2015 representa el 64,7% en el Conurbano. Si bien en el período analizado (2010-2015) la tendencia general es descendiente, sin embargo, contrasta con los datos de la CABA que sólo representa un 23,8% de la población.

Desde una perspectiva de pobreza multidimensional el informe de la UCA, indica que para el año 2015, el 33,7% de la población del Conurbano, estaría en situación de pobreza multidimensional, en contraste con el 7,2% que representa la situación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). También indica que el 7,3% de la población del Conurbano se encuentra en situación de pobreza extrema frente al 0,5% que representan en la CABA. El informe señala que la pobreza extrema no ha experimentado incremento en el período de 2010-2015 debido a la ampliación de la cobertura en los ingresos y/o actualización de los ingresos que experimentaron los sistemas y programas públicos de transferencias.

Sin embargo, para el primer trimestre de 2016 las proyecciones difieren del marco presentado anteriormente, el cambio de rumbo en lo económico, se traduce en un empeoramiento en las condiciones de indigencia y pobreza medida por ingresos. En el primer cuatrimestre de 2016, según la fuente citada anteriormente hay 1,4 millones de nuevos pobres y 400 mil nuevos indigentes.

Cuando la pobreza se encarna en el tejido social urbano, se necesitan varios periodos de políticas sociales acertadas para removerla. Sin embargo, engrosar las filas de pobres se puede lograr de manera casi instantánea, y es más doloroso cuando se promete en el discurso político “pobreza cero” y los guarismos muestran lo contrario.

El Caso Villa Itatí en el partido de Quilmes

Para una comprensión integral del fenómeno, se propone transitar por los conceptos de “condiciones de vida” y “exclusión”, afirmando que la interrelación es directa entre ambos conceptos, esto es, ante una disminución en las condiciones de vida, se agudiza la problemática de “exclusión”. A partir de ello, se postula que por “condiciones de vida” se entiende a los entornos relativamente más estables y sólidos que apoyan, cruzan y plasman la vida cotidiana de la gente, es decir, son los componentes de la vida cotidiana más compactos y, por lo general, requieren de mayores recursos y esfuerzos para modificarlos, siendo parte de esta dimensión; el estado del hábitat ambiental, el estado interno y externo de la vivienda, y las condiciones sociales de vida, las que están representadas por la visión anímica subjetiva presente y futura de la población y las relaciones sociales de quienes conviven en un barrio determinado. Por otro lado, nos referimos a exclusión en dos dimensiones; de base material, con referencia a su relación con el trabajo, el consumo, la educación y la salud; y de base social, discriminación social, sociabilización institucional, articulación de la sociedad civil, valores sociales, imagen y demandas de actores sociales, convivencia social, tiempo libre. (Fidel, Di Tomaso, Farías, 2008).

A continuación, se presentarán los principales resultados obtenidos de la encuesta en hogares realizados por la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) a través de la Secretaría de Extensión y del Programa Institucional Interdisciplinario de Intervención Socio Ambiental (PIIdISA[1]).

En el partido de Quilmes, la villa más antigua y numerosa que se encuentra es Itatí (Fidel, Di Tomaso, Farías, 2008), ubicada en Bernal, localidad de Don Bosco, donde se estima que habitan entre 3.200 y 3.800 hogares, y según el Censo Social (2010) representarían a 13.564 mil habitantes.

Villa Itatí es, al igual que las demás villas y asentamientos del Conurbano Bonaerense, un territorio social y ambientalmente vulnerable. En un perímetro de cinco kilómetros se condensan situaciones de pobreza con distintos niveles de heterogeneidad.

Adicionalmente, se da a conocer que, al borde del Acceso Sudeste, la villa tiene un foso conocido como La Cava. Una olla que ocupa el 20% de la superficie, hundida varios metros, donde viven cientos de personas en casillas de chapa, a orillas de una depresión inundados por los pozos ciegos y las napas freáticas que se desbordan. En esa misma zona hundida, el Municipio de Quilmes instaló una bomba de desagote que saca el agua que se estanca hacia un canal pluvial de la zona mitigando en parte los desbordes e inundaciones cuando llueve. (Fidel, Di Tomaso, Farías, 2008)

La situación de los hogares y personas que viven en el Barrio Itatí, resulta en general desigual para los distintos indicadores relevados, de manera tal que a medida que los hogares se alejan del área conformada por La Cava presentan mejores condiciones relativas.

 

Vivienda

Villa Itatí no tiene una planificación urbana debido al crecimiento carente de regulación gubernamental. El trazado urbano es irregular en todo su interior, posibilitando en algunos casos el acceso a vehículos livianos. Existe una baja presencia de desagües pluviales y carencia de calles asfaltadas con veredas completas. Existe un predominio de zanjas o cunetas para el desagüe pluvial y de calles mejoradas o de tierra, conformando los “pasillos”, característica principal de la villa.

La dignidad y el bienestar de las personas se ven directamente afectadas por las condiciones en que se habita un hogar. Más aún, la mala calidad de una vivienda puede llegar a ocasionar problemas de salud y afectar perjudicialmente en el desarrollo de las personas. En el caso de la villa, las inundaciones son un problema frecuente para un tercio de los hogares y para más de la mitad si la mirada recae al interior de La Cava ya que es el sector en donde hay un mayor porcentaje de viviendas inconvenientes o deficitarias. Las principales consecuencias de las inundaciones sufridas por los vecinos abarcan desde el ingreso de las aguas a sus viviendas, con los múltiples riesgos que implica para la seguridad de sus habitantes, junto con la imposibilidad de acceder a sus hogares en caso de encontrarse fuera de la vivienda al momento de la inundación.

Agua

Respecto del acceso al agua, el 84% de los hogares utilizan agua de red para beber y cocinar, percibiendo la mitad de los entrevistados alguna anomalía. A pesar de ello, un 37% la usa para beber sin aplicar algún procedimiento de purificación, lo mismo ocurre con casi la mitad de los entrevistados que no le da ningún tratamiento al cocinar. Un cuarto de los hogares ha incorporado el hábito de compra en comercios de agua mineral, fundamentalmente para beber.

Teniendo en cuenta tanto el acceso al agua como el tipo de baño, sólo un 20% de los hogares se encuentra en condiciones óptimas, llegando a más de la mitad de la zona oeste. Del otro extremo, un 19% se encuentra en situación de mayor precariedad, esto por la falta de acceso a la red pública de agua en la vivienda y no poseer retrete con descarga, valores que aumentan significativamente en La Cava, con un 30%. La accesibilidad a la red pública es efectiva sólo en 2 de cada 10 hogares.

Residuos

Respecto a la accesibilidad de los servicios de recolección de residuos, cuya administración pasó a ser responsabilidad de la gestión municipal, es relativamente alta: el 85% declara contar con este servicio, prácticamente con una frecuencia diaria. Sin embargo, a pesar de los altos niveles de cobertura casi la mitad de los hogares declara vivir cerca de basurales. En La Cava, donde se concentran grandes cantidades de desechos, el porcentaje alcanza al 74%. A pesar de los problemas ambientales y de falta de condiciones sanitarias apropiadas, siendo críticos en algunos casos, el problema considerado como el que afecta con mayor intensidad a la calidad de vida es la inseguridad, dimensión que es mencionada por 8 de cada 10 entrevistados.

La distribución de la población bajo condición de Necesidades Básicas Insatisfechas al interior del barrio Villa Itatí vuelve a hacer visible las condiciones estructurales de desigualdad a su interior. Mientras la proporción de hogares bajo esta condición asciende al 12% del total, en la zona de la Cava casi triplica ese registro, ascendiendo a 34%, siendo la situación más crítica. Los indicadores de condiciones sanitarias deficientes y hacinamiento apuntalan dicha condición. En La Cava, se registra una mayor proporción de viviendas inconvenientes (básicamente casillas construidas con materiales de baja calidad o desecho como cartones, chapas, entre otros) lo que marca una diferencia significativa con el resto de las zonas del barrio.

Empleo

La tasa de ocupación es del 63% y la tasa de desocupación es del 9%, creciendo entre las mujeres (14%) y casi triplicándose en los jóvenes de 19 a 24 años (26%). El 43% de los trabajadores ejercen su condición en relación de dependencia, en mayor medida por varones (51%) que por mujeres (32%). La segunda modalidad más frecuente en inserción laboral es el trabajo por cuenta propia, sin diferencias por sexo.

Para los varones, albañiles, pintores y otros oficios y especialidades en la construcción, son sus principales ramas de actividad, con su consecuente y típica marca de precariedad e informalidad en las condiciones de trabajo. Para las mujeres, trabajo en servicio doméstico en similares condiciones laborales. Mientras que los primeros son mayoritariamente jóvenes, menores de 24 años, las mujeres que trabajan en limpieza son, en mayor proporción, mayores de 35 años.

En línea con la informalidad y precariedad de la inserción, sólo un tercio de quienes trabajan aportan al sistema previsional, en mayor medida varones (41%) que mujeres (26%).Los ingresos laborales son percibidos de manera diaria o mensual casi en la misma proporción. La tendencia manifiesta que más de un cuarto de los ocupados percibe entre $5.001 y $10.000 y casi en la misma proporción (23%) declaran ingresos mensuales inferiores a los $3.000. Sobre el total de casos que declararon el monto percibido por su actividad laboral se pudo estimar que la media de ingresos laborales se encuentra en el orden de los $5.400. Asimismo, si se desagregan los datos de ingresos percibidos por tramo etario y sexo se observa cómo influye, además del género, la edad en la variación de los ingresos percibidos. El tramo etario de los más jóvenes (18 a 24 años), en su mayoría ingresantes en el mercado laboral, obtiene los menores ingresos, tendencia que se agrava si se es una mujer dentro de este grupo etario.

La Asignación Universal por Hijo (AUH) es percibida por 6 de cada 10 menores de 18 años que cumplen con las condiciones. Creciendo la cobertura en los hogares que presentan un mayor clima educativo (a un 73%). Tanto en jóvenes como en adultos la presencia de programas de empleo es baja. El 94% no percibe ningún estímulo directo y se recogen pocas menciones para los programas juveniles, cooperativas como Argentina trabaja y Ellas Hacen o subsidios por desempleo del ANSES.

El changueo genérico aparece asociado a los jefes de hogar varones (15% contra 2%), mientras que para las jefas mujeres los registros relativos son altos en servicio doméstico (25%).

Prácticamente 1 de cada 2 hogares corresponde a la categoría de bajo clima educativo, esto es, menos de 7 años de estudio, equivalente a jefes y jefas de hogar con el primario incompleto.

El 30% de los hogares encuestados, mayoritariamente de las primeras capas migrantes, se desplazaron dentro del barrio en busca de mejores condiciones de vida, desde las zonas más críticas hacia los límites de vecindad con los barrios que rodean Villa Itatí. La posibilidad de tener trabajo y casa son las motivaciones que los llevaron allí, entre las más mencionadas; también las razones familiares están presentes como determinantes de la llegada al barrio.

Convivencia en el barrio

Un 33% de los entrevistados comprende que la “droga” es una situación que afecta la calidad de vida de su familia, así como también un 19% se refirió a la “ausencia de policías” y la “falta de luz”. Otro de los factores que mayor incidencia tienen en la degradación de la calidad de vida de los vecinos es lo que espontáneamente se reclama como “falta de servicios públicos” en general alumbrado, cloacas, veredas, asfalto, red de agua, etc.

Dentro de las precarias condiciones de vulnerabilidad socio-ambiental, la existencia de basurales refuerza la condición general de inseguridad. Los guarismos mostraron que 8 de cada 10 entrevistados, lo identifica como uno de los factores cruciales a la hora de identificar los principales problemas de los vecinos de Villa Itatí. Las menciones siguientes abarcan manifestaciones inmediatas de las condiciones precarias del entorno urbano: plagas de distinto tipo, inundaciones frecuentes y deficiente acceso a servicios urbanos básicos componen, en degradé, los registros perceptuales de la agenda pública socio-ambiental de la villa.

Características de las Personas

En cuanto a la composición por sexo y edad, la población se divide casi en partes iguales entre varones y mujeres. La media de edad de la población de Villa Itatí es de 29,5 años. Más de la mitad de los habitantes de Villa Itatí nacieron en el AMBA mientras que 1 de cada 5 son migrantes de países limítrofes prácticamente en su totalidad de Paraguay.

Los niveles de alfabetización alcanzan al 95% de la población mayor de 6 años y la tasa de escolarización primaria es casi total (98%). El 60% de los jóvenes de 19-24 años tienen menos de 12 años de escolaridad. La franja que no trabaja ni estudia es del 18% en adolescentes entre 15 y 18 años y asciende a 32% en los jóvenes (15 a 24 años). Sólo el 3% no fue nunca a la escuela; un tercio asiste actualmente y los dos tercios restantes pasaron por instituciones educativas públicas prácticamente en su totalidad. Entre los adultos mayores de 25 años, aproximadamente un cuarto no asistió o no completó el ciclo primario, proporción que sube en La Cava al 39%.

Salud

El 64% de la población tiene exclusivamente cobertura pública de salud. Un 73% de las entrevistadas mayores de 14 años son madres con un promedio de aproximadamente 3 hijos.

La Cava

Al interior de la villa, la zona de La Cava, es la que presenta índices más críticos y alarmantes dentro de la Villa, quedando reflejado del análisis del criterio respecto de NBI[1].

(NBI1) La Cava presenta mayor concentración de hogares con NBI por habitar en hogares considerados inconvenientes, es decir, viviendas precarias, no destinadas a fines habitacionales.

(NBI 2) Respecto a las carencias sanitarias son evidentes por la falta de retretes.

(NBI 3) Las condiciones de hacinamiento crítico, es decir, presenta hogares donde hay más de tres personas por cuarto.

(NBI 4). Único sector que cuenta con niños (6 a 12 años) que no asisten al colegio.

(NBI 5) Respecto a la capacidad de subsistencia cuenta con cuatro o más personas por miembro ocupado y que tienen un jefe que no ha completado el tercer grado de escolaridad primaria.

 Además, La Cava presenta condiciones precarias por ausencia de trazado de calles de circulación ni subdivisión de terrenos. Predominan las zonas en el barrio que presentan como único método de eliminación de desechos al pozo ciego. Su existencia es un factor altamente contaminante del medio, dado que consiste en una corta profundización de los desechos (aguas y sólidos) sin previa licuación ni descontaminación biológica. Los hogares con mayor riesgo de contaminación ambiental y de problemas de salud asociados están ubicados en La Cava.

Presenta hogares con mayor riesgo de inundación frecuente. Los hogares más afectados por la cercanía y presencia de basurales y la acumulación de basura cerca de sus viviendas son aquellos que se encuentran ubicados en La Cava. Los hogares con jefatura femenina de La Cava presentan una mayor vulnerabilidad social porque suelen ser hogares que tienen más dependientes a cargo aunque sean menor la cantidad de miembros en el hogar; son tendencialmente más pobres en tanto los ingresos medios de las jefas son menores por el solo hecho de ser mujeres, al tiempo que sus actividades de trabajo doméstico limitan más las horas destinadas al trabajo fuera del hogar y existe una mayor discriminación en el mercado de trabajo para al acceso a trabajos mejor remunerados.

Otras variables asociadas, como los tipos de hogar o las distintas capas de migraciones, externas e internas o la condición de género de los jefes de hogar también se distribuyen en forma desigual, contribuyendo a comprender e interpretar las implicancias diversas que operan en las distintas dimensiones de las condiciones de vida cotidiana de los vecinos, modelando sus prácticas, y en parte también sus percepciones acerca de cuáles son sus necesidades, carencias y aspiraciones.

 

Principales conclusiones

A lo largo de la presentación de los resultados y principales hallazgos de este trabajo, ha quedado demostrado que la villa no es homogénea, hay sectores como el caso de la cava donde las condiciones habitacionales son extremadamente peores que en los bordes, parecería ser una villa en el interior de la villa donde los peores indicadores de condiciones materiales de vida se desatan virulentamente.

Se ha constatado que la pobreza presenta múltiples facetas que requieren la centralidad que adquiere el rol del estado para mitigar los efectos de la pobreza en las villas, teniendo en cuenta las especificidades que cada una de ellas posee en el territorio. Bajo esta mirada, se elaboró una serie de recomendaciones que son presentadas a continuación.

Las modalidades más frecuentes de inserción laboral registran bastante dispersión: primero las más calificadas para los habitantes de Villa Itatí, corresponde a comerciantes, operarios, técnicos y empleados/asistentes en tareas y rubros diversos; cierran el cuadro, changueros, vendedores ambulantes, cartoneros. La tasa de desocupación es del 9%, creciendo entre las mujeres (14%) y casi triplicándose en los jóvenes de 19 a 24 años (26%).sólo un tercio de quienes trabajan aportan al sistema previsional, en mayor medida varones (41%) que mujeres (26%). En este sentido la CEPAL es categórica, “la falta de empleo o su mala calidad es el vínculo más claro entre vulnerabilidad y pobreza, debido a que los ingresos del trabajo son la principal fuente para la subsistencia de los hogares en los estratos medios y bajos”. (CEPAL, 2010) por ello, la situación que enfrentan los habitantes de Villa Itatí es compleja en cuanto a la precarización de las labores y la dificultad para ingresar de forma oportuna a un mercado laboral, que muchas veces es informal y desregulado. Estas dificultades, reflejan fuertes brechas sociales, siendo imperante la necesidad de inclusión en la sociedad como individuos protagonistas y dueños de su destino derribando las relaciones de dependencia, entendiendo que es un obstáculo para el proceso genuino de la superación. Hasta el momento el diseño de políticas de empleo no ha tenido el efecto deseado ya que el 60% de los jóvenes de 19-24 años tienen menos de 12 años de escolaridad. La franja que no trabaja ni estudia es del 18% en adolescentes entre 15 y 18 años y asciende a 32% en los jóvenes (15 a 24 años). El 94% no percibe ningún estímulo directo y se recogen pocas menciones para los programas juveniles, cooperativas como Argentina trabaja y Ellas Hacen o subsidios por desempleo del ANSES, es por ello que se necesita urgentemente recoger las experiencias aportadas por estos programas y comenzar con el diseño de nuevos programas más eficientes que permitan la inclusión de los jóvenes en el mercado laboral. El Programa Fines alcanza a un 9% de los jóvenes de 19 a 24 años que no finalizaron el secundario, creciendo a 17% en el tramo de 15 a 18 años y descendiendo a 14% en el segmento de 25 a 29 años. En la misma línea, sólo un 3% de los jóvenes de 19 a 24 que no trabajan ni estudian forman parte del “Programa Jóvenes Más y Mejor Trabajo” o el “Programa Progresar”.

La villa cuenta con tres jardines infantiles, sin embargo, más de un cuarto de los infantes no asisten regularmente a la educación formal, es de gran importancia obtener datos cualitativos para fortalecer las estrategias y metodologías que inciten a la población a ser partícipe de la institución para el desarrollo integral del infante. Sin embargo, la Asignación Universal por Hijo (AUH) es percibida por 6 de cada 10 menores de 18 años que cumplen con las condiciones. Creciendo la cobertura en los hogares que presentan un mayor clima educativo (a un 73%), en este sentido se deben realizar esfuerzos para seguir ampliando la cobertura a otros sectores de la villa, en la zona de la cava es el único sector que cuenta con niños (6 a 12 años) que no asisten al colegio. La AUH supuso un avance en materia de política social, pero queda pendiente la elaboración de políticas universales que produzcan equilibrios y garantías de igualdad material. (CEPAL, 2014).

Finalmente,  a la lista de problemas anteriores debemos ocuparnos de la ausencia de mecanismos institucionales legítimos de regulación y/o convivencia, la ausencia y/o presencia, de las fuerzas de seguridad, que sostienen los registros de inseguridad y desprotección que sufren los habitantes de los barrios desposeídos. La inseguridad en las voces de los más pobres es el problema que más afecta a la calidad de vida. Una mayor presencia del Estado vía estrategias tanto directas en seguridad ciudadana (controles, prioridad en tareas de prevención para las fuerzas de seguridad) son algunas de las alternativas que no agotan el análisis de un problema impostergable y complejo, que no cuenta con estrategias probadas en cuanto a resultados positivos. Las demandas de seguridad condensan una condición de vulnerabilidad soportada por la baja presencia e incidencia de políticas públicas que garanticen los derechos ciudadanos básicos, demandas más urgentes cuanto más precarias las condiciones de vida.

El estado debe garantizar el acceso, la protección y legislación a todo aquel que se encuentre vulnerable e implementar herramientas, que permitan solucionar de manera eficaz y efectiva las situaciones que vulneran los derechos, evitando la discriminación, desconexión y aislamiento social que se produce y provoca  la situación de exclusión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bibliografía

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[1] NBI 1 Vivienda Inconveniente. NBI 2 Carencias Sanitarias. NBI 3 Condiciones de Hacinamiento. NBI 4 Inasistencia escolar. NBI 5 Capacidad de subsistencia. 


[1]El estudio tiene como objeto identificar las divergencias y convergencias que se presentan en un mismo territorio, junto a la realización de un diagnóstico de la situación con el fin de elaborar propuestas de acción e intervención. Se realizó en el mes de noviembre de 2015.

 


[1]Los datos que se presentan corresponden a los publicados por el INDEC

 

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