LA FÁBRICA Y LA CIUDAD: CERVECERÍA Y MALTERÍA QUILMES

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AUTORA:

Cintia Russo
Universidad Nacional de Quilmes
Facultad de Filosofía y Letras, UBA
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La industria transforma las territorialidades, el espacio productivo y de convivencia, modela el paisaje y la vida de la comunidad local. La incidencia concreta de la industria en el territorio puede adoptar formas a veces muy espectaculares y otras menos sistemáticas. La intervención de los industriales en su entorno geográfico tiene motivaciones complejas que se mezclan con el pragmatismo y provocan la fertilización cruzada entre la empresa y la comunidad local (Federico Bilò, Ettore Vadini, 2013).

La urbanización junto a la fábrica, el barrio obrero, el “pueblo-fábrica”, caracteriza un estilo de relación entre la industria y la residencia de los trabajadores donde se manifiestan tensiones sociales: entre empleo y necesidades de vivienda, cantidad de habitantes en relación al espacio residencial, transporte, infraestructura, espacios verdes y comercios.  

En el presente trabajo analizaremos la influencia de la industria en el territorio a través de la construcción de residencias para los trabajadores. Estudiamos el caso de la Cervecería y Maltería Quilmes (CMQ) asentada desde fines del siglo XIX en el partido de Quilmes, zona sur de la región metropolitana de Buenos Aires. Destacamos el vínculo industria-territorio reconociendo, en términos más generales que la lógica y las estrategias de localización de las grandes empresas estimulan el entramado industrial y transforman las perspectivas sociales, económicas de la región donde se instalan. Esta influencia adquiere diferentes formas a lo largo de la trayectoria de la empresa[1]. 

El residencial es un espacio diferenciado funcionalmente y a su vez complementario del espacio de la convivencia. Así, la cualidad de ese ámbito queda subordinado a su función y determinado únicamente en torno a los polos industria-vivienda. El espacio de residencia de obreros y empleados promovido, por los propietarios de CMQ desde inicios del siglo XX, constituyó un mecanismo de regulación social. Efectivamente, la intervención del industrial en el territorio fue un intento de recrear y organizar la sociabilidad del trabajador, de contener, regular la reproducción social y  controlar la mano de obra dentro y fuera de la fábrica. Este control adoptaría diferentes modalidades pero, en principio, es menester considerar la influencia que ejerció el acceso a la vivienda en la fijación de la mano de obra.

En este trabajo presentamos dos conjuntos residenciales en las cercanías de la planta cervecera destinados a sus trabajadores impulsados por los dueños de la cervecería, los Bemberg, en dos etapas muy diferentes de la historia de la empresa. Organizamos nuestra presentación en tres partes: reflexionamos primero en torno a la influencia que ejercen los industriales en el territorio; luego, presentamos la primer urbanización obrera construida en Quilmes entre los años 20 y 40,  la Villa Argentina; y, por ultimo, estudiamos el proyecto y construcción del barrio de trabajadores cerveceros que con la participación CMQ, impulsó la Cooperativa de vivienda, desde los 90’s.

Las fuentes privilegiadas en este trabajo son: archivos de la empresas (publicaciones institucionales);   de las corporaciones empresarias y gremiales; entrevistas a informantes clave (gerentes, trabajadores en actividad y jubilados); e información secundaria (estadísticas de cámaras empresarias), prensa local.

 El territorio y los industriales

“(Siempre tuvimos)... la plena conciencia del

valor social y económico que trasciende el de la fábrica.”

Otto Sebastián Bemberg

Discurso de inauguración

de la Maternidad en Quilmes, 1944.

 

Es indispensable mejorar la convivencia

 social dentro de la empresa.

 Importa mucho que el dirigente

 de empresa sea accesible.

Hay que humanizar la fábrica.

La empresa ha de ser comunidad

 de vida, instrumento de significación,

 hogar de relaciones humanas,

escuela de prudencia y responsabilidad’.

Enrique Shaw,

Notas y apuntes personales.

 La radicación de las fábricas de cerveza a la vuelta del siglo XX, en una zona donde la actividad de las quintas y la ganadería ocupaban a la mayor parte de la población, atrajo trabajadores e industrias.

 

La radicación de la CMQ a la vuelta del siglo XX, en una zona donde la actividad agrícola-ganadera ocupaba a la mayor parte de la población, atrajo trabajadores e industrias.

En la primera etapa de la trayectoria de la cervecería, sus fundadores, Otto Bemberg y su hijo Otto Sebastian Bemberg, no se limitaron a funciones defensivas, de salvaguardia del nivel tradicional y estático de la producción ya que sus prácticas se insertaban en las del emprendedor en el sentido más amplio de organizador de la sociedad. La construcción de barrios residenciales, centros deportivos, escuelas, iglesia, centros de salud, todo en las proximidades de las plantas fabriles respondía a una visión de la empresa que iba más allá de lo económico concediéndole una función social. Se trataba de una vía no conflictiva para resolver la “cuestión social”.

Las distintas modalidades de paternalismo en sus orígenes presentaron elementos originales y novedosos para cubrir las esferas de la provisión, protección y control (Scranton, 1984). A partir de la instalación de las primeras manufacturas, el empresario tenía por principal objetivo establecer la población trabajadora y construir la infraestructura urbana básica que exigía la radicación de la industria. Esta configuración micro-territorial se observó más claramente en las regiones donde había mayor dispersión de la fuerza de trabajo y una precaria infraestructura, con casas aisladas y pocos caminos.  

Instalada dentro de los límites del ejido urbano de Quilmes, entre la fábrica y la pequeña urbe se generó una sinergia positiva. La planta de cerveza necesitaba infraestructura que la localidad aún no tenía y la gestión empresarial de los Bemberg se caracterizó entonces por una significativa intervención en el territorio local: creación del mercado de trabajo, formación y fijación de la mano de obra, construcción de barrios obreros, infraestructura de transporte, comunicaciones, servicios y comercios. La instalación de la energía eléctrica tuvo que ver con la fábrica y el mismo día que se tiró el primer chop de cerveza, el 31 de octubre 1890, se iluminó el pueblo de Quilmes (Gutiérrez, 1990). A partir de los pozos semisurgentes destinados a obtener el agua para la elaboración de la cerveza, la empresa abasteció gratuitamente a la población. Éste sería el embrión de la Compañía de Obras Sanitarias de Quilmes y Extensiones (COSQUE), fundada en 1929 y constituida por accionistas de la cervecería[1]. Los Bemberg invirtieron en comunicaciones y el transporte local: mejoraron los caminos y fundaron en 1905 la empresa de tranvías de carga y de pasajeros Quilmes-Buenos Aires que facilitó y favoreció el acceso a la Capital.

A la necesidad de atraer y arraigar a los trabajadores muy pronto se sumarían otras, la de disciplinar y calificar la fuerza de trabajo. Se trataba entonces de fijar la vida y la suerte de los trabajadores en torno a la fábrica (Sierra Alvarez, 1990). El establecimiento de los trabajadores fue una preocupación de los Bemberg desde la instalación de la cervecería en un lugar con escasa población e insuficiente especialización de la  mano de obra, muy difícil de reemplazar en esa época. En las primeras décadas del siglo XX, los barrios de trabajadores de la cervecería se asentaron, fundamentalmente, en la zona oeste y fueron una de las consecuencias más significativas de la intervención de los Bemberg en la urbanización del partido.

El modelo de industrialización de CMQ era el de sistema de fábrica con asentamiento de trabajadores. Si bien el punto central en este esquema eran las viviendas, la inversión en equipamientos sociales tuvo un lugar significativo. La empresa invirtió en escuelas, centros de salud, colaboraron en asociaciones civiles,  centros deportivos y de  recreación e incluso  construyo una iglesia. Para 1919, intervinieron en la creación del hospital local y, en 1921, fundaron la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Quilmes y la Asociación Deportiva CMQ. Desde 1927, los trabajadores de la planta cervecera contaron con servicios de salud gratuitos (un cuerpo especial de enfermeros, y  consultorios médicos). 

Este fue el medio de estrechar los lazos del trabajador con la fábrica y ejercer un cierto control sobre sus vidas fuera del espacio laboral. De manera que el acceso a los equipamientos sociales y a la vivienda, en particular,  estaba directamente vinculado con su puesto en la planta cervecera. El trabajador que vive en una casa en las proximidades de la fábrica y utiliza los servicios sociales que le ofrece la empresa estará menos inclinado a abandonar su lugar de trabajo y tendrá un comportamiento más dócil a la hora de aceptar las condiciones de trabajo.

El barrio cervecero de Quilmes

“Movida por los propósitos que siempre distinguieron

a esta Sociedad Anónima está terminando la construcción

de un gran campo de deportes en Quilmes creado para el

disfrute del vecindario de su zona de influencia. Esta

obra habla por sí sola del altruismo de la

Cervecería Quilmes, que con su iniciativa

se hace acreedora al reconocimiento de sus obreros

y el aplauso en general de la prensa “

Semanario Crónica de Bernal.

 19 de enero de 1924

 

 

En la década del 20, los Bemberg construyeron el conjunto residencial, Villa Argentina y un centro deportivo y recreativo. Este proyecto urbano se estructuró en torno a la cervecería y sus dependencias: las casas del personal jerárquico y de los obreros, la escuela, el policlínico y el club deportivo conocido como el Parque de la Cervecería.

Construido en 1924, el propósito del centro deportivo era crear un espacio de recreación y encuentro para los empleados, obreros y sus familias. Ubicado en terrenos de  propiedad de los Bemberg, cerca de la planta y del barrio de Villa Argentina, tiene una extensión de 8,5 hectáreas con jardines. El Parque se convirtió en el lugar privilegiado de sociabilidad e integración de los trabajadores y sus familias extendiendo sus beneficios a toda la comunidad quilmeña. Este espacio verde con zonas de recreo de muy fácil acceso, fue, desde su fundación, hasta el presente, el escenario de encuentro para distintas actividades recreativas (bailes populares, competencias deportivas, festejos navidad, reyes, día del niño)[1]. El Parque fue sede de importantes eventos de la vida de la empresa y sus trabajadores. Y fue justamente allí donde, el emblemático 4 de febrero de 1955, Perón, todavía presidente, entregó al sindicato cervecero el manejo de la empresa expropiada a los Bemberg. También se celebraron en el Parque los festejos del centenario de la CMQ. En este espacio recreativo y de encuentro se amalgamó el imaginario de la comunidad quilmeña, la ‘familia de CMQ’ integrada por trabajadores y empresarios.

Villa Argentina fue una de las primeras series de construcciones de casas modernas e higiénicas para obreros en el país (Lupano, 2004). Con diversidad de modelos y arquitectura tiene una característica unitaria: surge en un amplio baldío, vecino a la fábrica. Se trata de un modelo habitacional basado en la casa singular para cada familia de trabajador, circundada de una pequeña huerta y un jardín.

La planificación de este barrio según la voluntad del industrial se estructuró en un esquema rígido. El espacio se racionalizó en función de la relación entre calles, casas, plazas, escuela, iglesia y jardines. Las casas  se ubican a una distancia predeterminada y constante, con una neta división entre zonas dedicadas a la vida pública y zonas residenciales: la geometría se halla al servicio del orden social, la disciplina y la jerarquía.

Villa Argentina, ubicada junto a los depósitos de CMQ sobre la avenida que bordea el Parque.. En un terreno 105.000 m2 se construyó en dos etapas. En los 20’s se levantaron 120 viviendas sobre el lado norte frente a los depósitos y el resto se edificó entre 1944 y 1946, 192 viviendas. (Lupano, 2004).

Cuando se comenzó a construir Villa Argentina, el concepto de vivienda obrera recién aparecía y se erigió como una verdadera ciudad jardín donde las casas están rodeadas de amplios espacios verdes.  Si bien en Villa Argentina se construyeron un número de casas considerable, no lo era en comparación con el personal que trabajaba en la empresa[2]. Por lo que resulta obvio que sólo una minoría tenía acceso a estas viviendas.

Los Bemberg invirtieron en el equipamiento comunitario de Villa Argentina. En 1941 se edificó la escuela Nº 30, Manuel Belgrano, frente a la segunda plazoleta, garantizando todo el material necesario para su funcionamiento. Décadas más tarde, con motivo del centenario de su fundación, la empresa donó la remodelación y reequipamiento de la escuela. Durante el gobierno de Perón el barrio fue rebautizado “Eva Perón”, y recuperó después de 1955 su denominación original. La capilla de Villa Argentina  se inauguró frente a la primera plazoleta en 1966 bajo la advocación de San José obrero, se destacaba así la condición de villa fabril de la urbanización. Es importante señalar que tanto el colegio como la capilla si bien se construyeron muchos años después formaban parte del proyecto original.

El barrio se organizó sobre un eje central, diagonal al conjunto, la avenida Otto Bemberg que se inicia en un extremo del barrio (frente a los depósitos de la cervecería). Este es el acceso principal a Villa Argentina  marcado por una portada de madera. El diagonal termina en el Parque y está interrumpido por dos plazoletas de donde nacen otras calles. El trazado de diagonales la distingue del resto del conjunto urbano de Quilmes de modelo hispánico. En Villa Argentina  las manzanas son triangulares y se identifican jerarquías de viviendas. Dentro del conjunto habitacional se diferencia la presencia de las viviendas para los gerentes de mayor rango, rasgo habitual en los sistemas de fábrica con villa obrera. Las casas, con estilo de pequeños chalets ingleses, están ubicadas en amplios terrenos parquizados y presentan tipologías variadas (Álvarez, 22 julio 2005): algunas son unifamiliares de dos plantas, otras apareadas de una sola planta y las hay superpuestas de dos plantas destinadas un piso para cada grupo familiar.

En un comienzo los accesos a Villa Argentina  estaban cercado por tranqueras lo que demostraba el control que se ejercía dentro de ese espacio habitacional. El barrio contó, desde el principio, con los servicios de infraestructura: agua corriente, cloacas y luz eléctrica que se pagaban con tarifa preferencial. Ya hemos señalado que CMQ usaba el agua de pozos semisurgentes y la distribuía gratis a la población.

La primera etapa de la Villa Argentina  y del Parque se edifico en los años 20, en una segunda etapa, en los años 40, se construyeron la escuela y el Policlínico y en los años 60, la capilla. Se completaba así el circuito de vivienda, salud, educación, recreación y culto.

Hasta comienzo del siglo XXI, antes de la venta a la multinacional AMBev-Inbev en 2006, la empresa mantuvo la propiedad de las viviendas que sólo alquila a sus empleados sin límite de estadía mientras fueran empleados activos de la cervecería. (Álvarez, 22 julio 2005). El alquiler representaba un bajo porcentaje del sueldo y se descontaba directamente (Álvarez, 22 julio 2005). A partir del 2016, la CMQ aprobó la venta y subdivisión de las viviendas de Villa Argentina creando un conflicto con sus inquilinos y el municipio de Quilmes. En ese año, la empresa intimó a los inquilinos a comprar las viviendas o de lo contrario las ofrecería en el mercado., Dado que Villa Argentina había sido declarada Patrimonio Histórico Cultural de Quilmes desde el 2012 (ordenanza municipal ordenanza Nº 11881/12) le correspondía al municipio jugar un papel en la negociación. En virtud de esta condición los inmuebles de Villa Argentina están libres de pago de tasas municipales, no pueden ser intervenidos, ni ser vendidos, transferidos, gravados, hipotecados o enajenados sin intervención de la Comisión municipal de Patrimonio Histórico. Por lo tanto, la empresa debe otorgar las escrituras respetando la ordenanza municipal, para que este barrio emblemático de la ciudad siga conservando la calidad paisajística y ambiental. A fines del 2016, el Concejo Deliberante (CD) celebró varias sesiones extraordinarias, en las que se enfrentaron los vecinos del barrio cervecero con la empresa (El progreso, 9 de agosto 2016). Finalmente, el CD cedió ante la presión de los directivos de CMQ y autorizando la venta y/o transferencia de los inmuebles de su propiedad en Villa Argentina. Lo único que se preserva de esta venta es la capilla San José, la Escuela Nº30, el Jardín de Infantes, las caballerizas y las plazoletas junto con el Parque Cervecero.

Un nuevo barrio cervecero a la vuelta del siglo XXI

 

Hasta los 60’s la CMQ tenía una significativa influencia en el territorio por sus articulaciones productivas, en el mercado de trabajo local, las inversiones en infraestructura,  en vivienda y equipamientos sociales. La reestructuración y creciente internacionalización de la empresa se inició en los 80’s y se profundizó en los 90’s involucrando transformaciones sustanciales en las formas de gestión y producción. En términos territoriales, este proceso implicará una progresiva desvinculación local de la empresa para proyectarse hacia el ámbito regional y finalmente formar parte de una transnacional.

Esta reestructuración se dio paralelamente con el alejamiento de los miembros de la familia Bemberg de su conducción y de la profesionalización de la gestión. Entre mediados de los 90’s y los 2000, en el contexto de regionalización de los mercados y creación del Mercosur, estos cambios  fueron la condición de posibilidad de la internacionalización de la firma. En 2002, CMQ se une a la brasileña Ambev, controlando más del 80% del mercado nacional y el acceso a gran parte de los mercados de los países del Cono sur. Estos acuerdos deben interpretarse dentro del proceso que caracteriza la tendencia mundial de concentración de empresas a través de fusiones y adquisiciones desde la última década del siglo XX. Así pues, la alianza estratégica CMQ/Ambev iniciada en 2002 culminó con la venta total al grupo transnacional cervecero AB INBev.

 

“En 1980 me dieron

una casa en Villa Argentina…

y en 1999 me mudé con mi familia a una vivienda

propia en la Cooperativa de vivienda de  CMQ.”

Luis Álvarez, 22 de julio 2005

 

A mediados los 80’s se puso en marcha la cooperativa de vivienda para los trabajadores de la planta Quilmes de la CMQ. Se inscribió en el Registro Nacional de Cooperativas en 1995, para entonces ya se habían comenzado a construir unas 50 casas. Este conjunto habitacional no seguía el modelo de VA, se trata de construcciones económicas cuyo financiamiento dependía del aporte de cada socio a partir de una cuota social. En este caso el sindicato jugó un papel significativo llevando adelante las negociaciones con la dirección empresaria.

El nuevo barrio cervecero no fue una iniciativa de la empresa pero contó con su apoyo, en principio donó el terreno en una de las zonas altas -no inundable- del partido de Quilmes y luego financió parte de la inversión.

A medida que avanzó la construcción el aporte de los socios resultó insuficiente y en ese momento se volvió a negociar con la empresa. Como resultado de este proceso, el sindicato y particularmente el entonces secretario general de la Federación Argentina de Trabajadores Cerveceros y Afines (FATCA), Carlos  Frigerio, logró que CMQ subvencionara parte del proyecto.

El “camino de la negociación” fue la clave (Carlos Frigerio, 2 agosto 2005). La CMQ invirtió un millón de dólares a partir de 1998 para la infraestructura. La negociación tuvo varias aristas pero la central fue la contratación de los trabajadores de la planta Quilmes que la reestructuración productiva ‘desplazaba’ de sus puestos de trabajo. “Se negoció un millón de dólares por el desempleo que provocaba la innovación tecnológica” (Carlos Frigerio, 2 de agosto 2005). La empresa financió la urbanización del barrio en un 100% y  las casas en un 50%.

De las negociaciones participaban Carlos Frigerio, el director de obra, el arquitecto Diego Gallardo, un representante de la cooperativa y por parte de la empresa asistían 4 gerentes. En alguna oportunidad incluso participó de estas reuniones el entonces, Director General de CMQ, Augustín García Mansilla. Este proceso suponía el compromiso de las partes involucradas en varios aspectos. Desde la empresa se asignó personal del área administrativa y el área técnica para supervisar la obra in situ[1]. La auditoría la hacía Price Waterhouse  y el control de calidad de la construcción estaba a cargo de los mismos ingenieros que construían la planta de Zárate ( Carlos Frigerio, 2 de agosto, 2005).

La edificación del barrio avanzó desde fines de los 90’s, y se otorgaron las viviendas a los socios de acuerdo a un sistema de puntaje que ponderaba antigüedad, necesidades de la familia, cuotas abonadas, nivel de deuda, y si, eran trabajadores efectivos de la planta Quilmes.

El involucramiento de los directivos de CMQ en este barrio a la vuelta del siglo XXI en un contexto de franca reestructuración e internacionalización de la firma no deja de resultar llamativo o fuera de los patrones de comportamiento empresarios típicos en esa atmósfera de negocios. En la década del 90, cuando se gesta este proyecto, la Argentina transitaba un intenso proceso de reformas pro-mercado que tendieron a modificar las condiciones básicas de su economía.

La inversión en un nuevo barrio obrero parecía estar a contramano del clima de época. El diálogo entre dirigentes empresarios y trabajadores traía las reminiscencias del estilo gerencial de los Bemberg de las primeras etapas de la empresa.

Por ello resulta ilustrativo el interés que demostraron los Bemberg en este proyecto. Ejemplo de ello era la presencia asidua de Carlos Miguen (uno de los últimos miembros de la familia en integrar el directorio de la empresa) en la supervisión de las obras y en la ceremonia de inauguración de las primeras viviendas cuando el barrio estaba en sus inicios. “Carlos Miguens llegó sin mayores protocolos y realizó una recorrida por la obra  con dos o tres integrantes de la cooperativa. Saludaba a los obreros y se quedaba conversando con ellos y sus familias… Parecía conocer bien a cada uno. Mostraba asombro por el nivel de la construcción ya que creía que iba a ser de diseño más “económico…Su interés parecía genuino ya que en ningún momento la empresa difundió o utilizó su participación en las construcción de la cooperativa de viviendas como propaganda” (Diego Gallardo, 4 de agosto 2005).

Cuando los Bemberg vendieron definitivamente la CMQ a la empresa AMbev en 2006, se habían construido 111 casas.

 

A modo de cierre

 La industria transforma las territorialidades en múltiples dimensiones, y una mirada retrospectiva sobre los lazos entre las fábricas y el  territorio nos permite reconstruir las “improntas objetiva y subjetiva” de la intervención de los empresarios. La radicación de la cervecería de los Bemberg en 1890, al sur de la ciudad de Buenos Aires, en la localidad de Quilmes, jugó un papel determinante en la mutación de esta zona agrícola-ganadera en una industrial. Referente para los pobladores de la localidad, la cervecería ha sido protagonista de los eventos más significativos en la historia del lugar -llegada de obreros inmigrantes, nuevas corrientes de pensamiento, auges y crisis. Con una existencia más que centenaria la cervecería atravesó diferentes fases que dejaron una marca indeleble en la vida de la comunidad local, la construcción barrios residenciales es sólo un aspecto. En este sentido, sostenemos que las formas de intervención de los Bemberg se proyectaron hacia el medio local y marcaron decididamente la relación entre la fábrica y el territorio, sobre todo hasta mediados del siglo XX. Villa Argentina y el Parque de la Cervecería en esta etapa son un claro ejemplo de la influencia de la empresa en el territorio. Desde fines del siglo XX, su peso en el ámbito local perdió relevancia, a partir de la reestructuración y creciente internacionalización de la firma… se eliminaron puestos de trabajo, se desarticularon los vínculos productivos locales; en suma, se restringieron los efectos derrame a nivel local. La empresa se independizó, progresivamente, de su ‘anclaje territorial’. Y es justamente en este escenario en que comienza a erigirse el proyecto de cooperativa de vivienda, el nuevo barrio cervecero en las cercanías de la planta de Quilmes. Con un particular involucramiento de la familia Bemberg en el proyecto, a través de uno de los últimos miembros al frente de la empresa. De alguna manera parece que haberse mantenido en este “gesto” una tradición familiar asociada a una dimensión extraeconómica que trascendía el proyecto empresarial.

La centenaria fábrica de cerveza se vincula a la historia de la localidad de Quilmes desde fines del siglo XIX hasta su actual proyección global, como parte de la multinacional cervecera Anheuser-Busch InBev/SABMiller. El empresa global persiste en el espacio subjetivo del imaginario colectivo local aún hoy, su sello y parte de una misma identidad en donde se funden localidad y marca.

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Publicaciones institucionales y periódicos:

 

Revista Noticias y Cerveza (publicación institucional de la CMQ, varios números)

El progeso, 9/8/2016. “Villa Argentina: Conflicto entre Cervecería y Vecinos”,

 http://www.periodicoelprogreso.com/12887-2/12887/2016/

 

Entrevistas:

 

Antonio Fovakis. Gerente de la Cámara de la Industria Cervecera Argentina (CICA). (16 de julio 2005)

Ricardo Dunogent. Gerente Corporativo 1995/2006. (4 octubre 2005)

Carlos González, operario (13 de agosto 2005; 22 de agosto 2005)

Carlos Lozano. Pensionado. (26 de agosto 2005)

Ramón Domínguez. Asistente FATCA (2 de agosto del 2005)

Luis Álvarez. Administrativo (22 de julio  del 2005)

Carlos Frigerio. Secretario de FATCA (25 de julio 2005)

Domenico Bonanno. Pensionado (25 de agosto 2005)

Roberto Blanchut. Pensionado.

Diego Gallardo. Arquitecto Cooperativa de vivienda (2 de julio 2005)

López Almendros. Asociación de Coleccionismo Cervecero (21 de junio 2005)

Marta Pereira Directora de Relaciones públicas (31 de agosto 2005).


[1]Los ingenieros y técnicos que puso la empresa eran los mismos que dirigían la construcción de la planta que la empresa estaba construyendo en la localidad de Zarate al norte del Gran Buenos Aires. Esto nos demuestra de alguna manera la importancia que la empresa le daba al proyecto de cooperativa de vivienda.

 


[1] La familia Bemberg ocupaba un chalet dentro del Parque cuando visitaba la fábrica.

[2] En los 30’s había 2500 obreros y 300 jefes y empleados (Russo, 2006).


[1] Quilmes era en los 30’s, la segunda ciudad argentina en contar con un sistema de saneamiento, después de la estatal Obras Sanitarias de la Nación. 



[1] Periodizamos la trayectoria de la CMQ en 4 etapas: 1. desde 1890 hasta los 30,inicio del conflicto  entre el grupo Bemberg y gobierno; 2. desde los 30 hasta los 60, la CMQ regresa oficialmente a las manos de los Bemberg; 3. Etapa de modernización productiva y de gestión hasta principios del siglo XX; 4. Alejamiento de los Bemberg desde el año 2002 hasta la actualidad, creciente internacionalización de la empresa hasta la venta definitiva a la multinacional InBev.